"Madera de boj" de Camilo José Cela, publicada en 1999 por Espasa Narrativa, emerge como la última gran obra del laureado autor tras recibir el Premio Nobel en 1989. Esta novela, situada en la enigmática y trágica Costa da Morte en Galicia, se sumerge en un relato celiano característico por su estructura inconexa y su densidad literaria, donde la prosa de Cela se enreda entre anécdotas, dichos y tragedias marítimas sin un claro hilo narrativo.
La obra no sigue una estructura tradicional de novela; no hay un planteamiento, nudo y desenlace definidos. Cela mismo reflexiona sobre esto en la narración, declarando que "la vida no tiene argumento". Él ve su novela como un reflejo de la vida misma, un flujo continuo de nacimientos y muertes, sin principio ni final claro. Este estilo puede hacer que "Madera de boj" no sea una lectura fácil ni apta para consumirse de una sola vez, pero ofrece una rica experiencia para aquellos dispuestos a explorar sus profundidades.
La narrativa se centra en la Costa da Morte, un lugar notorio por los numerosos barcos que han naufragado en sus aguas turbulentas debido a las tormentas y las rocas traicioneras. Cela detalla muchos de estos desastres, entrelazando las historias de marineros, pescadores y militares que han encontrado su fin en el mar. La novela también está salpicada de nombres propios, lugares y tradiciones gallegas, enriqueciendo el relato con un léxico que mezcla castellano y gallego, que Cela maneja con maestría.
Además de los aspectos marítimos, la novela también incluye fragmentos de la vida cotidiana y cultural de Galicia, desde refranes y partes de canciones folklóricas hasta detalles curiosos como la correcta manera de freír pimientos en Herbón. Estos elementos se entrelazan sin una conexión aparente, creando un tapiz de la vida gallega que refleja tanto su belleza como su brutalidad.
"Madera de boj" se presenta como el culmen de la trilogía gallega de Cela, que incluye también "Mazurca para dos muertos" y "La cruz de San Andrés". Aunque desafiante, la novela es una pieza clave para entender la última etapa creativa de Cela y su visión artística. Su enfoque en la vida como un ciclo continuo sin un final narrativo convencional hace de esta obra una lectura única y profunda, un testamento literario del talento inconfundible de Cela hasta su fallecimiento en 2002.
