Publicada en 1821, "Caín: Un Misterio" es una obra dramática de Lord Byron que se sumerge en el antiguo relato bíblico de Caín y Abel, pero con una reinterpretación audaz y crítica. Centrándose en Caín, el primogénito de Adán y Eva, Byron explora temas de libertad, predestinación y la naturaleza del bien y el mal a través de un diálogo filosófico con tintes de rebelión contra la autoridad divina.
La obra se inicia con un desafiante Caín, quien se niega a unirse a la oración de su familia, argumentando que no tiene nada que agradecer a Dios dado que, al final, está destinado a morir. Este sentimiento de injusticia se profundiza por el recuerdo de la transgresión de sus padres en el Edén, que él considera la fuente de su condena mortal. Su inquietud por la inevitable muerte se ve exacerbada por su desconocimiento sobre qué es realmente morir, lo que lo lleva a imaginarla como una entidad terrorífica.
El nudo de la obra se desarrolla cuando Lucifer, el ángel caído, aparece ante Caín y lo lleva en un viaje al "Abismo del Espacio". Durante este viaje, Caín es testigo de visiones apocalípticas sobre la extinción y la muerte, observando espíritus de criaturas desaparecidas como el mamut. Este viaje no solo amplía su comprensión sobre la mortalidad, sino que también intensifica su resentimiento hacia la creación y el creador.
De regreso en la Tierra, y ahora profundamente alterado por las visiones de destrucción universal, Caín se encuentra en un estado de desesperación y confusión. En un clímax trágico y fatal, este conflicto interno lo lleva a cometer el asesinato de su hermano Abel. La obra concluye con el destierro de Caín, dejándolo en un estado de soledad y remordimiento, pero también de desafío continuo hacia la autoridad divina.
Byron, a través de "Caín", no solo revisita el mito bíblico sino que lo usa como vehículo para cuestionar las doctrinas cristianas tradicionales y desafiar la percepción del mal y del castigo divino. Inspirado en gran parte por "El Paraíso Perdido" de Milton, Byron pinta a Caín no como un mero villano, sino como un protagonista trágico, cuyo libre albedrío y capacidad de cuestionamiento lo enfrentan a las injusticias de un orden divino aparentemente tiránico. Este enfoque provocó una considerable controversia en su tiempo, siendo tachado por muchos de herético, aunque otros lo consideran el pináculo de la obra de Byron.