En "La segunda muerte de Francisco de Asís", José Saramago, laureado con el Premio Nobel de Literatura, explora con profundidad y sutileza la humanidad de una de las figuras más emblemáticas de la cristiandad. A través de una narrativa que despliega su característico escepticismo hacia las instituciones religiosas y su compromiso con los temas trascendentales, Saramago ofrece una perspectiva única sobre la vida de Francisco de Asís, despojándolo de cualquier aura de santidad para presentarlo como un hombre de carne y hueso, con conflictos y contradicciones.
Esta obra no es simplemente una biografía de San Francisco; es una exploración de su "segunda vida", una vida que podría haber sido si se hubiera despojado de la estructura eclesiástica que lo rodeaba y se hubiera enfrentado a las verdaderas necesidades de su tiempo. Saramago, un comunista y "no creyente", utiliza la figura de Francisco para cuestionar el papel de la Iglesia en la sociedad contemporánea y cómo las figuras históricas son utilizadas para legitimar políticas y posturas actuales.
A través de una meticulosa reconstrucción histórica y filosófica, Saramago dialoga con los textos sagrados y los dogmas, poniendo en tela de juicio la autenticidad de las narrativas construidas alrededor de figuras como Francisco. El autor construye un Francisco más humano que santo, más preocupado por los males terrenales que por los celestiales. A través de este enfoque, "La segunda muerte de Francisco de Asís" se convierte en una poderosa reflexión sobre la fe, la pobreza, la compasión y el humanismo.
Con su estilo irónico y crítico, Saramago invita al lector a ver a Francisco de Asís no solo como el santo que todos conocen, sino como un hombre que pudo haber tenido una segunda vida, una vida marcada no por milagros y leyendas, sino por acciones y decisiones que resuenan con los dilemas contemporáneos sobre la fe y la moralidad en un mundo cada vez más secularizado y desigual. Este libro no solo es una obra literaria excepcional, sino también un desafío intelectual que obliga a repensar lo que sabemos sobre las figuras que han modelado nuestra cultura y creencias.