En "Los asquerosos", Santiago Lorenzo nos sumerge en la vida de Manuel, un joven que, tras un altercado violento con un policía antidisturbios, se ve obligado a huir y refugiarse en una aldea abandonada de la España vacía. Este punto de inflexión lo lleva a una existencia solitaria y minimalista, donde descubre que cuantas menos posesiones tiene, menos necesita para vivir. A través de esta forzada simplicidad, Manuel experimenta una profunda transformación personal que cuestiona las bases de nuestra sociedad de consumo.
La novela se configura como un thriller estático donde la acción se concentra en la evolución interna de Manuel y su interacción con el entorno natural y los pocos habitantes que se cruzan en su camino. Este moderno Robinson Crusoe, en su versión más austera y contemporánea, explora los límites del desapego material y humano, enfrentándose a la realidad de una vida reducida a lo esencial, pero sorprendentemente plena.
Lorenzo, con una prosa rica y cargada de ironía, construye una crítica mordaz a la sociedad actual, retratando la alienación y el descontento de la juventud precaria y desempleada. La novela destaca por su enfoque político y lírico, combinando elementos de picaresca y crítica social, reminiscentes de las obras de Eduardo Mendoza, pero con un estilo distintivo y provocador.
El relato, aunque en momentos puede parecer lento debido a la escasez de diálogos y la minuciosa descripción de los acontecimientos, culmina en una segunda mitad apoteósica que recompensa al lector con un satisfactorio desenlace. "Los asquerosos" no solo ofrece una reflexión sobre la soledad y el abandono rural, sino que también invita a una reconsideración de nuestras relaciones con los demás y con el entorno que nos rodea.
En última instancia, la obra de Santiago Lorenzo es un llamado a mirar la vida desde una perspectiva diferente, desafiando la normalidad aceptada y considerando una existencia menos dependiente del consumo y más conectada con la naturaleza y la simplicidad. A través de las vivencias de Manuel, "Los asquerosos" se revela como un canto a la libertad individual y una exploración del significado de la felicidad en nuestro tiempo.