En "Un perro", Alejandro Palomas nos sumerge en una narrativa íntima y profundamente emotiva, retomando la vida de la entrañable familia que conocimos en "Una madre". Tres años después de aquella inolvidable cena de Nochevieja en casa de Amalia, nos reencontramos con una familia que ha navegado por una montaña rusa de acontecimientos: alegrías, pérdidas y cambios significativos. En esta ocasión, la trama se despliega en menos de 24 horas, durante una merienda en casa de Amalia, donde una invitada especial tiene la oportunidad de conocer a toda la familia.
La espera de una llamada sobre el estado de R desencadena una serie de emociones y revelaciones entre los personajes. Este evento actúa como catalizador, exponiendo antiguas heridas y conflictos no resueltos, pero también momentos de humor y cariño profundo que definen la esencia de esta familia. A lo largo de la narración, Palomas utiliza flashbacks que enriquecen la historia, brindando un mayor peso a las anécdotas familiares que a los eventos presentes.
El estilo narrativo de Palomas puede percibirse como distante para algunos lectores, y la obra ha generado opiniones divididas. Mientras que algunos encuentran la prosa cargada de ternura y autenticidad, otros la consideran lenta y menos impactante. Sin embargo, la habilidad del autor para retratar las complejidades de las relaciones familiares y la cotidianidad sigue siendo evidente. Las interacciones entre Amalia y sus hijos, llenas de momentos cómicos y ternura, reflejan las realidades con las que muchos pueden sentirse identificados.
"Un perro" es una obra que desafía al lector a encontrar belleza y significado en los momentos aparentemente triviales de la vida. A pesar de las críticas sobre su falta de acción y el ritmo pausado, es innegable que Palomas captura con habilidad los matices de la vida familiar y las emociones humanas. Este libro, por tanto, se presenta como un espejo de nuestras propias vidas, recordándonos que en lo cotidiano también reside lo extraordinario.
