En "Escribir es vivir", José Luis Sampedro nos ofrece una ventana íntima a su vida y pensamientos, en una autobiografía inusualmente narrada por su esposa y colaboradora literaria, Olga Lucas. Este libro, que emerge de una serie de conferencias impartidas por Sampedro durante el verano de 2003 en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, transcurre entre la reflexión personal y el diálogo abierto con su audiencia, capturando la esencia de un hombre que se enfrenta al ocaso de su vida con una pasión ardiente por vivir cada momento restante.
Las palabras de Sampedro, aunque filtradas a través de la pluma de Lucas, conservan una potente autenticidad. "No he venido aquí a hacer retórica, ni literatura... he venido aquí a VIVIR", declara el autor, estableciendo el tono de este relato que es tanto un adiós como una celebración. Las conferencias, convertidas luego en capítulos del libro, como "Por la boca vive el pez" y "Los ríos que nos llevan", no solo exploran los recuerdos y las influencias literarias de Sampedro, sino que también reflexionan sobre los valores humanos y la conexión con el mundo natural, temas recurrentes en su obra.
Este volumen no solo destaca por su contenido emotivo y filosófico, sino también por su singular forma de creación. Olga Lucas no solo actúa como la escriba de las palabras de Sampedro, sino que añade su propia interpretación al convertir las lecciones orales en texto escrito. Este proceso de transformación añade una capa de profundidad al libro, ofreciendo una fusión de voces que refleja la complicidad y el amor entre los autores.
"Escribir es vivir" es, en última instancia, un testimonio de la vida de un hombre que ha dedicado su existencia a la búsqueda del conocimiento, la expresión literaria y la enseñanza. Sampedro, con la ayuda de Lucas, construye un puente entre su mundo interior y sus lectores, invitándonos a reflexionar sobre nuestra propia vida y la manera en que elegimos vivirla. A través de sus páginas, José Luis Sampedro nos enseña que la escritura no es solo una forma de registrar la vida, sino una manera de experimentarla plenamente.