En "Hola mi amor, yo soy el lobo", Luis Alberto de Cuenca despliega una colección vibrante de poemas que oscilan entre el romanticismo y un salvajismo poético, caracterizados por una voz única que combina lo tradicional con lo contemporáneo. Esta obra, que ve su segunda edición gracias a la editorial Reino de Cordelia, es una reinvención del Romanticismo, llevándolo a las calles de la ciudad moderna, llenándolo de realismo y tangibilidad.
El título del libro proviene de los dos primeros versos de la canción "Caperucita feroz", escrita por De Cuenca para Javier Gurruchaga y la Orquesta Mondragón. A través de estas páginas, el autor juega con la imagen del lobo, no solo como figura de cuento, sino como representación del hombre contemporáneo en sus diversas facetas, desde la inocencia del cachorro hasta la dominancia del macho alfa. Esta metáfora se extiende a lo largo de los poemas, creando un hilo conductor que es tanto feroz como tiernamente romántico.
La obra está iluminada por las ilustraciones de Miguel Ángel Martín, cuyo estilo de "línea clara" complementa de manera excepcional la poesía de De Cuenca. Estas imágenes no solo decoran, sino que dialogan con los poemas, amplificando el efecto de cada verso y añadiendo una capa adicional de interpretación.
La edición actualizada incluye los últimos poemarios de De Cuenca, añadiendo aún más profundidad y frescura a la colección. Con 176 páginas, esta obra no solo es accesible por su tamaño manejable de 18x15 cm, sino que también invita a una lectura reflexiva y a menudo provocativa. En "Hola mi amor, yo soy el lobo", Luis Alberto de Cuenca confirma su capacidad para sorprender y conmover, manteniéndose como una voz imprescindible en la poesía española contemporánea.
Este libro es recomendado para aquellos que buscan en la poesía un espejo de la vida urbana y emociones crudas, así como para los amantes de las nuevas interpretaciones de los clásicos literarios. "Hola mi amor, yo soy el lobo" es un testimonio de cómo la poesía puede ser a la vez feroz y bellamente romántica.