"Animales domésticos", obra de la autora Marta Sanz, se sumerge en la existencia de personajes ordinarios que se encuentran atrapados en una cotidianidad asfixiante y monótona. A lo largo de la narrativa, estos personajes buscan desesperadamente escapar de una vida marcada por la mediocridad y las promesas incumplidas de la sociedad contemporánea. Utilizando como escenario principal la Sierra de Madrid, Sanz teje una historia que explora las profundidades del alma humana frente a las falacias del individualismo y los ideales románticos.
La novela abre con un encuentro casual en un bar restaurante de pueblo, donde un grupo de amigos jubilados reconoce a Tito Gil, un actor de renombrado talento y pasado glorioso, que vuelve a su tierra natal. Esta aparición desencadena una serie de eventos y reflexiones entre los personajes, quienes se ven confrontados con sus propias vidas y las decisiones que los han llevado hasta ese momento. A través de estas interacciones, la autora ofrece un meticuloso análisis sobre la cultura de la procreación y el amor romántico, señalando cómo estos conceptos a menudo actúan como mecanismos de supervivencia en un mundo cada vez más individualista.
La trama se complica con la narración de una boda en la que los protagonistas, incluidos los padrinos y los invitados, se ven envueltos en una serie de situaciones caóticas y reveladoras. Cada personaje aporta una nueva capa de complejidad a la historia, mostrando que detrás de cada fachada de perfección se esconden secretos, deseos no cumplidos y luchas internas. La autora utiliza estos eventos para explorar las dinámicas de poder y las relaciones humanas dentro de un microcosmos social.
Finalmente, "Animales domésticos" es un espejo en el que se refleja la lucha interna entre la conformidad y el deseo de romper con las ataduras impuestas por la sociedad. Marta Sanz logra crear un retrato convincente y atractivo de una clase media en decadencia, donde algunos personajes se hunden irremediablemente mientras que otros emergen con una renovada claridad, encontrando en la lucidez un inesperado salvavidas. Con una prosa rica y emotiva, Sanz nos invita a reflexionar sobre nuestras propias vidas y las jaulas invisibles que construimos a nuestro alrededor.