Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe, escrito por Octavio Paz y publicado en 1982, es un profundo ensayo que aborda la vida y obra de Sor Juana Inés de la Cruz, una de las figuras más emblemáticas de la literatura de la Nueva España en el siglo XVII. Este estudio no solo es una biografía detallada de la poetisa, sino también una exploración crítica de la sociedad aristocrática de su época, ofreciendo una perspectiva tanto histórica como sociológica y literaria.
El libro se estructura en torno a tres eventos principales en la vida de Sor Juana: su ingreso al convento de San Jerónimo, su relación con la virreina María Luisa Manrique de Lara y su renuncia a la escritura en 1694. A través de estos puntos, Paz examina la compleja interacción entre la vida personal de Sor Juana y su contexto sociocultural, incluyendo la influencia de la Iglesia y la rígida división social entre españoles, criollos, mestizos e indígenas.
Paz propone que la colonia fue un semillero crucial para la identidad mexicana contemporánea y critica la tendencia a desacreditar este periodo histórico. Relaciona el aislamiento cultural de la época barroca con las dificultades del México moderno para desarrollar una cultura democrática alineada con las sociedades occidentales. En el ámbito literario, el ensayo desafía interpretaciones previas de Sor Juana como una mera poetisa religiosa o como una autora moderna que refleja experiencias personales en su obra. Paz argumenta que Sor Juana debe ser vista como una autora barroca que transforma la experiencia personal en artificio literario, siguiendo una tradición canónica que separa al autor de la obra.
El estilo de Paz, aunque a veces denso y cargado, ofrece una lectura rica y gratificante, revelando las múltiples facetas de Sor Juana, desde su infancia y primeros contactos con las letras hasta su desarrollo intelectual bajo la protección de figuras poderosas de la época. A pesar de su extensión y densidad, Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe es una obra esencial para entender no solo a la figura de Sor Juana, sino también el contexto cultural y social de su tiempo, siendo un alegato en favor de la reivindicación de la mujer y su poder en un contexto históricamente limitante.