En "Al volver la esquina", Carmen Laforet despliega su habilidad narrativa para explorar la vida de un pintor bohemio en la posguerra española, un periodo marcado por la carestía y la penuria. A través de un encuentro casual en una noche lluviosa en Toledo, el protagonista se reencuentra con viejos amigos de la adolescencia, reviviendo sentimientos de amor y amistad que creía olvidados. Este reencuentro lo lleva a tomar una decisión impulsiva: mudarse y compartir su vida con esta familia extravagante y frívola, a la que se une inesperadamente una niña, inicialmente su compañera de viaje temporal, que termina siendo parte integral de este nuevo y peculiar núcleo familiar.
La narrativa de Laforet en "Al volver la esquina" se caracteriza por su riqueza en diálogos y su estructura fragmentada, casi como un rompecabezas que el lector debe ensamblar. A través de esta técnica, la autora logra reflejar la complejidad de los personajes y sus luchas internas. Los temas de nostalgia, amor, celos y amistad se entrelazan en una trama que también indaga en las trampas de la memoria y la búsqueda de la identidad propia. Ambientada en escenarios que van desde Toledo hasta la costa malagueña, la novela ofrece una visión colorida y hedonista de la vida, contrastando con el entorno gris de la época.
Publicada póstumamente gracias a la decisión de los hijos de Laforet, "Al volver la esquina" representa una pieza clave en el corpus de la autora, mostrando una madurez narrativa que pone el broche de oro a su obra. A pesar de ciertas críticas sobre la estructura y el ritmo del texto, esta novela destaca por segmentos brillantes que reflejan el exigente estándar literario de Laforet. Con personajes femeninos particularmente bien construidos, aunque algunos puedan parecer insulsos, la obra desafía al lector a involucrarse profundamente en el tejido emocional y social de sus figuras.
"Al volver la esquina" no es solo el descubrimiento de un texto inédito de una de las escritoras más notables del siglo XX en España, sino también una contribución significativa a la literatura española, consolidando el legado literario de Carmen Laforet, autora de "Nada" y "La insolación". Esta novela, escrita en los años setenta y ahora finalmente accesible, invita a una reflexión profunda sobre la humanidad, la memoria y la vida misma en tiempos de adversidad.
