"La mariposa que voló sobre el mar" es una obra cinematográfica basada en la obra de teatro del laureado Jacinto Benavente, que fue llevada a la gran pantalla en 1948 por el director Antonio de Obregón. Ambientada en la opulenta España de mediados del siglo XX, esta comedia dramática se despliega en el lujoso yate de un multimillonario, donde se desenvuelve una tragedia que sacude las apariencias de la alta sociedad.
La película gira en torno a Gilberta, interpretada magistralmente por Niní Montián. Gilberta es presentada al espectador como una mujer frívola y superficial, cuya vida parece consistir en una serie de eventos sociales y placeres mundanos. Sin embargo, detrás de esta fachada se oculta una personalidad mucho más compleja y atormentada. La trama alcanza su clímax cuando Gilberta decide poner fin a su vida, un acto desesperado que busca ser un grito silencioso por ser entendida y, al mismo tiempo, un escape de su dolorosa realidad interna.
El guion, escrito por Eugene Deslaw y Antonio de Obregón, teje una narrativa que, aunque clasificada como comedia, explora con profundidad los temas del suicidio y la identidad oculta. Esta dualidad se refleja en la interpretación de los actores, especialmente en la protagonista, cuya actuación añade una profundidad trágica a un contexto aparentemente ligero y humorístico.
La dirección de fotografía de Alfonso Nieva, capturando escenas en blanco y negro, complementa el tono melancólico de la película, mientras que la música de Daniel Montorio enriquece el ambiente emocional, subrayando los momentos clave de la trama con una partitura que oscila entre lo esperanzador y lo sombrío.
"La mariposa que voló sobre el mar" no solo es un retrato de la decadencia de la alta sociedad, sino también un estudio sobre la soledad y la desesperación que pueden esconderse detrás de la máscara del éxito y la alegría. A través del trágico final de Gilberta, la película invita a reflexionar sobre las verdaderas facetas que componen a un individuo y cómo, a veces, el mundo exterior puede ser completamente ajeno a las batallas internas de una persona.
