En "Racine y Shakespeare", un ensayo temprano y provocativo de Stendhal publicado en 1823, el autor se sumerge en el debate entre el clasicismo y el romanticismo, especialmente en el contexto del teatro. Esta obra se divide en dos partes que, aunque pueden parecer repetitivas, refuerzan la defensa de Stendhal del romanticismo, un término que él redefine audazmente. Para Stendhal, el romanticismo no es solo una corriente artística, sino "el arte de presentar a los pueblos obras literarias que, acordes con el estado actual de sus costumbres y creencias, les proporcionen el máximo placer posible".
Stendhal argumenta que todos los grandes clásicos, como Sófocles o Racine, fueron románticos en su época porque comprendieron y reflejaron las sensibilidades de su sociedad. En contraste, critica a los clasicistas por aferrarse a modelos pasados que ya no resuenan con el público contemporáneo. Según Stendhal, el teatro debe evocar la "ilusión teatral", una intensa experiencia emocional que es a menudo sofocada por las rígidas estructuras del teatro clasicista, como la limitación a versos rimados y la adherencia estricta a las unidades de lugar y tiempo.
El ensayo no solo se enfoca en la teoría, sino que también critica la práctica teatral de su tiempo, incluyendo un ataque a los miembros de la Academia Francesa y la cultura literaria de la Restauración. Stendhal describe un entorno cultural donde la prensa, algunos autores y el gobierno colaboran en mantener un sistema literario que desacredita la innovación y la expresión emocional genuina. Asimismo, lamenta la recepción hostil de la juventud francesa hacia las representaciones de obras de Shakespeare en París, viéndolo como un síntoma de una cultura que valora más la apariencia de erudición que la experiencia emocional auténtica.
En este contexto, Stendhal eleva la figura de Shakespeare como un modelo de dramaturgo romántico cuya obra sigue resonando con fuerza gracias a su habilidad para capturar la complejidad de las emociones humanas y la esencia dramática sobre la épica. "Racine y Shakespeare" no solo es un ensayo sobre teatro; es también una crítica cultural y un llamado a reconocer y abrazar las formas artísticas que verdaderamente conectan con el público. A través de su análisis y crítica, Stendhal invita a los lectores a cuestionar las normas aceptadas y a valorar la literatura que se atreve a hablar directamente al corazón y a la experiencia contemporánea.