En "Majestad, ha sido el caballo", Alfonso Ussía nos sumerge en una narrativa rica en historia y humor, entrelazando la política y la cultura de Portugal con anécdotas que bordean lo absurdo y lo profundamente humano. Ussía nos presenta Portugal, no solo como un país vecino, sino como un espejo y contraste de España, explorando sus diferencias políticas y sociales a través de los años.
El libro se inicia con un análisis de la resistencia portuguesa a la idea del primer ministro Guterres de implementar un sistema de autonomías similar al español, destacando la sabiduría del pueblo portugués al rechazar una propuesta que, según Ussía, ha llevado a España a la ruina. Portugal, en los ojos del autor, emerge como un bastión de sensatez, un refugio de monárquicos españoles durante la dictadura, y un modelo de decoro y educación superior.
Ussía también aborda la transición de Portugal a una democracia tras la revolución de los claveles, destacando la figura del general Ramalho Eanes, el primer presidente democrático del país, cuya elección y primer viaje oficial a Londres sirven de preludio a la anécdota central del libro. La visita de Eanes a Inglaterra, y el incidente humorístico y diplomático que ocurre durante un desfile real, encapsulan la mezcla de melancolía y humor que Ussía atribuye a la cultura portuguesa.
El relato del "pedo del caballo" durante la comitiva real en Londres, y la interacción entre la Reina Isabel II y el presidente Eanes, no solo sirve para ilustrar el humor involuntario, sino que también subraya la humanidad y la cordialidad en las relaciones internacionales. La rápida aceptación de la disculpa de la Reina por parte de Eanes, y su comentario jocoso atribuyendo el incidente al caballo, no solo resuelven un momento potencialmente embarazoso, sino que también simbolizan un puente de entendimiento y camaradería entre culturas.
Al final del libro, Ussía reflexiona sobre la importancia de la buena educación y el sentido del humor en la diplomacia y las relaciones cotidianas, utilizando el incidente como metáfora de cómo los pequeños malentendidos pueden ser superados con dignidad y risas. "Majestad, ha sido el caballo" no solo es un testimonio de la idiosincrasia portuguesa, sino también un llamado a valorar y respetar las diferencias culturales que nos enriquecen mutuamente.