"China", escrito por Eduardo Galeano, es un viaje literario que nos lleva más allá de las fronteras del tiempo y del espacio, explorando el legado y las contribuciones de una civilización milenaria. A través de la figura de Marco Polo, Galeano inicia su relato durante el cautiverio del viajero en Génova, donde sus narraciones sobre el Oriente cautivaron a sus compañeros de prisión pero suscitaron escepticismo y burlas entre los pocos lectores europeos tras la publicación de sus aventuras. La incredulidad giraba en torno a las descripciones de Polo sobre fenómenos y objetos desconocidos para Europa, como el papel moneda, los grandes buques y las riquezas naturales como el petróleo y el carbón, que él observó en China.
Galeano aprovecha la historia de Marco Polo para reflexionar sobre la ignorancia de Europa respecto a las vastas innovaciones de China, que entonces ya contaba con avances como la brújula, la pólvora, y la imprenta, siglos antes de que fueran conocidos o reinventados en Occidente. La narrativa se sumerge en una lista impresionante de inventos y descubrimientos chinos que van desde la seda y el té hasta la acupuntura y la porcelana, destacando cómo estos aportes han moldeado no solo la historia de China, sino la del mundo entero.
El libro también critica la visión eurocéntrica de la historia universal, sugiriendo que ha marginado a civilizaciones no occidentales como la china. Galeano, con su característico estilo poético y crítico, invita al lector a cuestionar las narrativas históricas tradicionales y a reconocer la riqueza y profundidad de culturas que han sido históricamente subestimadas o ignoradas.
En "China", Galeano no solo cuenta la historia de un país, sino que también celebra su complejidad y su monumental influencia en el avance global. A través de la exploración de sus inventos y su sabiduría ancestral, el libro es un homenaje a la capacidad humana para la innovación y un llamado a valorar y aprender de todas las civilizaciones del mundo.
