Ya solo habla de amor, una novela del aclamado autor Ray Loriga, sumerge al lector en un viaje introspectivo a través de la mente de Sebastián, un hombre profundamente marcado por la incapacidad de superar la pérdida del amor. Esta obra, publicada en 2008 por Alfaguara, es una exploración del fracaso y la desilusión, narrada con una prosa envolvente y emocional que ha sido celebrada por la crítica.
Sebastián, el protagonista, se encuentra atrapado en una vida de rutinas vacías y obsesiones que no hacen más que recordarle su soledad. Se dedica a la corrección compulsiva de traducciones de poemas de William Blake, mientras observa a las mujeres sin esperanza de conexión y abusa de la paciencia de sus amigos. En su desesperación, crea a Ramón Alaya, un álter ego imaginario que es todo lo que Sebastián no es: un jugador de polo argentino, leal, fuerte y atractivo. Ramón representa un escape de la realidad, un refugio en el que Sebastián puede olvidar, aunque sea brevemente, su dolorosa existencia.
La trama se despliega durante una única noche, una en la que Sebastián se ve obligado a caminar más de lo que lo ha hecho en años, enfrentándose no solo a su ciudad, sino también a los fantasmas de su pasado y las verdades que ha evitado durante tanto tiempo. Este paseo nocturno se convierte en un poderoso simbolismo de su lucha interna y de su búsqueda de redención y comprensión.
La novela destaca por su estilo distintivo, que algunos críticos han comparado con la obra de Houellebecq y Murakami, llevando al lector a través de un monólogo mental en un paisaje desolado reminiscente de un cuadro de Hopper. Loriga utiliza párrafos breves y una prosa que no describe sino que fluye, silenciosa y penetrante, capturando la esencia de la alienación moderna.
Aunque Ya solo habla de amor puede ser desafiante para aquellos no familiarizados con el estilo de Loriga, ofrece una experiencia literaria profunda y conmovedora. Es una obra que invita a la reflexión sobre el amor, la pérdida y la soledad, embellecida con una escritura que, como señala un crítico, podría hacer que el lector se detenga para contemplar los "duros pensamientos" de su protagonista. En definitiva, Loriga confirma su estatus como una voz principal en la literatura contemporánea, capaz de explorar la condición humana con una honestidad brutal y una belleza lírica.
