Mathilda, escrita por Mary Shelley entre 1819 y 1820, es una obra profundamente conmovedora que explora los abismos del alma humana a través de los temas del incesto y el suicidio, pilares del Romanticismo. La novela narra la trágica historia de Mathilda, quien desde su lecho de muerte, relata los eventos devastadores de su vida, comenzando con la confesión de amor incestuoso de su padre y su posterior suicidio por ahogamiento.
La pérdida de su padre sumerge a Mathilda en un profundo dolor, que busca aliviar a través de su relación con Woodville, un joven poeta talentoso. Sin embargo, esta relación fracasa en curar su desolación o evitar su muerte solitaria. La narración, rica en introspección y emoción, se presenta como un espejo del propio sufrimiento de Shelley tras la pérdida de sus hijos, reflejando su lucha contra la depresión y la desesperación.
La novela no solo ha sido interpretada como un reflejo autobiográfico de los lazos familiares y emocionales de Shelley —con figuras como su padre William Godwin y su esposo Percy Shelley— sino también como una obra de arte creada con un propósito literario definido. Shelley utiliza técnicas narrativas informales que recuerdan las obras de su padre, así como su propia aclamada novela, Frankenstein.
A pesar de la resistencia inicial, incluyendo la renuencia de su propio padre a publicar el manuscrito debido a su temática controversial, Mathilda fue finalmente publicada póstumamente en 1959. Desde entonces, ha sido reconocida como una de las obras más significativas de Mary Shelley, secundaria solo a Frankenstein en su fama. La novela no solo es un estudio sobre la tragedia personal y el tabú, sino también un retrato de la lucha interna entre el deseo y la moralidad, capturando la esencia de la desolación y el anhelo de conexión más allá de la muerte.
