"Nada se acaba", de Margaret Atwood, sumerge al lector en la compleja trama de un matrimonio en descomposición y la intrincada red de relaciones que se tejen a su alrededor. Elizabeth y Nate, casados y distanciados, han vivido más de una década bajo el mismo techo, pero sus corazones han tomado rumbos opuestos, encontrando consuelo en brazos ajenos. La trágica muerte del último amante de Elizabeth y el inesperado interés amoroso de Nate por Lesje, una paleontóloga absorta en su mundo de fósiles, tejen un nuevo triángulo amoroso que promete desestabilizar aún más la ya frágil dinámica conyugal.
Atwood, con su característica maestría narrativa, presenta una novela que es un espejo de las debilidades humanas y las búsquedas desesperadas de sentido en una existencia que a menudo parece despojarnos de control. A través de Elizabeth, Nate y Lesje, exploramos las profundidades de la soledad, el deseo y la desesperación. Cada personaje, detalladamente esculpido, lleva consigo una lucha interna, un anhelo de algo más allá de lo que la vida les ha ofrecido. Elizabeth busca amor y poder en un equilibrio imposible; Nate anhela una escapatoria que siempre parece eludirle; y Lesje, en su melancolía, encuentra consuelo en los ecos de un pasado inmutable y extinto.
La obra transcurre entre el 29 de octubre de 1976 y el 18 de agosto de 1978, revelando, a través de perspectivas alternas, cómo cada decisión y cada error configuran el destino de estos personajes. Ambientada en el contexto del Museo Real de Ontario, el lector se encuentra inmerso no solo en las vidas entrecruzadas de los protagonistas, sino también en un fascinante viaje a través del tiempo geológico, un recordatorio potente de la transitoriedad de la existencia humana.
"Nada se acaba" es una reflexión sobre la persistencia de la vida a pesar de nuestras luchas personales y colectivas. Atwood nos invita a considerar que, en el grandioso esquema del universo, nuestras alegrías y tragedias son simultáneamente significativas y efímeras. Con una prosa que es tanto poética como punzante, esta novela no solo entretiene sino que también desafía al lector a confrontar las grandes preguntas de la vida y el amor.
En última instancia, Atwood ofrece un destello de esperanza: en medio de la incertidumbre y el dolor, la capacidad de amar y ser amado puede ser el verdadero antídoto contra la desolación. "Nada se acaba" es un testimonio de la resiliencia del espíritu humano, una obra que resuena con la verdad incómoda de que, aunque la vida continúa sin nosotros, cada momento tiene la potencialidad de alterar el curso de nuestra existencia.