"Los domingos, bacanal", escrita por Fernando Fernán-Gómez y estrenada en 1980, es una obra de teatro que sumerge al espectador en la vida de dos parejas burguesas, Concha y Carlos, y Jorge y Jesusa. Estos personajes, atrapados en la monotonía de sus vidas cotidianas y enfrentando la crisis de la madurez, encuentran un escape cada dos domingos. Durante estos días, se liberan de sus rutinas mediante el intercambio emocional y sexual, explorando así nuevos territorios en sus relaciones y en sus propias identidades.
La obra fue presentada por primera vez en el Teatro Maravillas de Madrid, dirigida por Alberto Alonso y contando con un elenco que incluía a Emma Cohen y Daniel Dicenta, entre otros. La recepción inicial y la crítica destacaron la audacia y la provocación del texto, que desafiaba las convenciones sociales y teatrales de la época, marcada por la transición política española. Sin embargo, "Los domingos, bacanal" se alejó significativamente del teatro predominante de los años 80, lo que contribuyó a su escasa atención crítica posterior.
A pesar de su valor estético y su audaz tratamiento de temas como la sexualidad y la insatisfacción burguesa, la obra cayó en un relativo olvido. Este desinterés puede atribuirse a la desconexión entre las expectativas del público y las propuestas innovadoras de Fernán Gómez, así como a la evolución del teatro español posfranquista, que quizás no estaba preparado para tales exploraciones en aquel entonces.
Once años después de su estreno, la obra fue remontada bajo la dirección de José Luis García Sánchez, con parte del elenco original, en una gira por España que intentó revivir y reevaluar su significado y relevancia. Este segundo montaje permitió una nueva lectura y ofreció la oportunidad de redescubrir la riqueza de sus textos y la profundidad de sus personajes.
En resumen, "Los domingos, bacanal" es una obra que, a pesar de su inicial marginalidad en el contexto teatral de su tiempo, ofrece una mirada crítica y profundamente humana sobre la vida burguesa y sus escapatorias, manteniendo su relevancia en las discusiones sobre las normas sociales y la expresión personal.
