"El corazón tardío", publicado en 1998 por Antonio Gala, es una colección de veintiocho relatos cortos que se sumerge en la introspección personal del autor, pero sin llegar a conectar profundamente con el lector en un sentido universal. La obra aborda principalmente temas amorosos, aunque su tratamiento y el impacto emocional son desiguales a lo largo de los diferentes cuentos.
La escritura de Gala en este libro ha sido descrita como pedante y a menudo rebuscada, con algunos errores sintácticos que podrían atribuirse a la falta de madurez del autor en sus inicios o a una posible prisa por publicar. A pesar de la gran expectativa generada en torno a su lanzamiento, el libro no logró sostener un lugar destacado en el recuerdo colectivo, lo que puede deberse en parte a su estilo y enfoque.
Entre los relatos, destacan algunos por su calidad y capacidad de evocar emociones más profundas. "Los besos" contrasta dos momentos en la vida de una mujer, uno lleno de amor juvenil y otro marcado por el desencanto de la madurez, utilizando cambios tipográficos para diferenciar las épocas. "Día sin accidentes" sobresale como uno de los mejores del volumen, ofreciendo un escape a un mundo paralelo lleno de fantasía y optimismo, aunque termina con un giro dramático innecesario.
"La viuda y el espantapájaros" es otro relato notable que, a través de una narración en tercera persona, explora los recuerdos y las emociones de una mujer durante el velatorio de su esposo, mezclando la realidad con elementos de fantasía. Por último, la historia que recorre el Madrid de la época capta la esencia de la ciudad y sus habitantes, utilizando el lenguaje característico de aquel tiempo, aunque no se profundiza en este resumen.
En conclusión, "El corazón tardío" de Antonio Gala es un libro que, a pesar de tener momentos literarios de mérito, falla en generar una conexión duradera y significativa con el lector, debido en parte a su estilo complejo y a veces excluyente. Sin embargo, los relatos mencionados proporcionan destellos de la habilidad narrativa de Gala, ofreciendo puntos brillantes en una obra por lo demás irregular.
