"Las afueras de Dios", escrito por el aclamado autor Antonio Gala, narra la profundamente emotiva y espiritual vida de Clara Ribalta, quien durante veintiocho años se oculta tras el velo de la hermana Nazaret en un asilo de ancianos en Córdoba. La obra se despliega a través de dos narrativas distintas, la primera contada por el capellán del asilo y la segunda, casi treinta años después, por un voluntario en la residencia donde Clara, ya anciana, continúa desafiando las convenciones sobre la vejez y el amor.
La trama se centra en la transformación de Clara, quien, tras un impactante descubrimiento sobre su propia intimidad, decide dejar los hábitos para explorar una nueva vida fuera de los muros conventuales. Esto la lleva a enfrentarse a los dilemas del amor en sus múltiples formas: el amor divino y su lucha interna durante la noche oscura del alma, el amor humano en su expresión más física y carnal, y un amor altruista hacia los ancianos que ella atiende, que finalmente configura el eje de su existencia.
Antonio Gala, con su característica maestría en la descripción de las emociones y pensamientos femeninos, dibuja un retrato vívido de una mujer que busca amar a Dios en los hombres y no a los hombres en Dios, revelando así una profunda verdad espiritual: los demás no son el infierno, sino manifestaciones de lo divino. La novela también reflexiona sobre la ciencia y su capacidad para prolongar la vida sin necesariamente enriquecerla, planteando que es deber de la humanidad no solo añadir años a la vida, sino vida a esos años.
En este viaje espiritual y humano, Clara se convierte en un símbolo de la eterna búsqueda del hombre por recrear el universo, desafiando la promesa del Tentador en el Paraíso de que seremos como dioses. A través de su protagonista, Gala explora las "afueras de Dios", ese espacio metafórico en el que los seres humanos, al margen de la divinidad, deben encontrar su propósito y su conexión con lo trascendental.
La narrativa de "Las afueras de Dios", aunque en momentos pueda parecer densa debido a su riqueza descriptiva y reflexiva, ofrece una lectura que requiere atención y calma, invitando al lector a meditar sobre la vida, el amor y la espiritualidad. Es una obra que, si bien puede ser desafiante, resulta en última instancia enriquecedora y reveladora, consolidando a Antonio Gala como un narrador excepcional de las complejidades del alma humana.
