En "Las aguas de la eterna juventud", el vigésimo quinto título de la aclamada serie de Donna Leon, nos reencontramos con el comisario Guido Brunetti en una intrigante investigación que lo lleva a las profundidades no solo de Venecia, sino también de un misterio que ha permanecido sin resolver durante quince años. La trama se desencadena cuando la condesa Demetriana Lando-Continui, preocupada por la verdad detrás del accidente que dejó a su nieta Manuela mentalmente incapacitada desde su adolescencia, busca la ayuda de Brunetti. Según los informes policiales de entonces, Manuela se arrojó a las aguas de Venecia, pero su abuela está convencida de que la historia oculta mucho más.
Brunetti comienza su investigación centrándose en la figura de Pietro Cavanis, el único testigo del incidente y un hombre cuya memoria ha sido empañada por el alcohol. A medida que el comisario se adentra en el caso, se encuentra navegando no solo a través del laberinto de calles y canales venecianos, sino también a través de un entramado de secretos familiares y sociales que caracterizan a una Venecia abrumada por el turismo y la desesperanza juvenil.
Donna Leon, con su característica maestría narrativa, construye una historia que es al mismo tiempo simple y profundamente conmovedora, destacando su habilidad para tejer complejidades en una trama accesible y apasionante. La novela no solo es un misterio cautivador, sino también una exploración aguda de los temas de la juventud perdida y las injusticias que pueden permanecer ocultas bajo la superficie de las apariencias.
"Las aguas de la eterna juventud" no solo ofrece un misterio intrigante, sino que también presenta una reflexión sobre la Venecia moderna, vista a través de los ojos de Brunetti, un protagonista satisfecho con su vida familiar y profesional, un rasgo atípico en el género del misterio, donde los detectives suelen estar plagados de conflictos personales. Aunque el final puede parecer predecible para algunos lectores, la habilidad de Leon para ambientar la historia en una Venecia vívida y detallada hace que la novela sea una lectura placentera y recomendable para aquellos que buscan sumergirse en un relato policial clásico con un toque moderno.
Pese a los retos que supone reabrir un caso tan antiguo, Brunetti demuestra una vez más por qué es uno de los personajes más queridos y respetados en la literatura de misterio, logrando una resolución que, aunque suave en su entrega, es satisfactoria y reveladora, mostrando que a veces, simplemente agitando las aguas del pasado, la verdad puede salir a la luz. En "Las aguas de la eterna juventud", Donna Leon nos invita a una Venecia llena de sombras y luces, donde el pasado nunca está realmente lejos del presente.