En "La tristeza del samurái" de Víctor del Árbol, nos encontramos con una narrativa apasionante que entrelaza dos períodos cruciales en la historia de España: la posguerra de 1941 y los turbulentos años de 1981. A través de dos tramas paralelas ubicadas en Extremadura y Barcelona, el autor teje una historia de intriga y emociones profundas, explorando los oscuros rincones del alma humana.
La novela comienza con una escena desgarradora en diciembre de 1941, en una fría estación de tren en Mérida, donde Isabel, un personaje central, se enfrenta a la pérdida de todo lo que ha valorado en su vida. Avanzando cuarenta años, en mayo de 1981, nos encontramos con María, una abogada exitosa de Barcelona, que se ve obligada a comparecer ante la justicia. Sin embargo, su mayor conflicto no es con la ley, sino con su propia conciencia agonizante y las cuentas que debe rendir no son a la sociedad, sino a ella misma y a su memoria.
La trama se despliega revelando un crimen cometido durante la posguerra que ha dejado una huella imborrable en tres generaciones de la familia Alcalá, afectando no sólo a sus miembros sino también a aquellos que se han cruzado en su camino. A medida que la historia avanza, los secretos familiares y las verdades ocultas salen a la luz, mostrando cómo los actos de violencia y traición pueden perpetuarse a través de las generaciones y cómo estos pueden moldear los destinos de aquellos involucrados.
Del Árbol utiliza un estilo descriptivo que, lejos de ralentizar el ritmo, añade profundidad a la narrativa y permite una exploración meticulosa de la psicología de sus personajes. Así, el lector se ve atrapado en una red de emociones y conflictos que van desde el amor y el odio hasta la ambición y el dolor. La novela también plantea preguntas filosóficas profundas sobre el perdón, la redención y la posibilidad de olvido, así como si es posible, incluso antes de morir, convertirse en lo que alguna vez soñamos.
"La tristeza del samurái" es una obra que captura al lector desde la primera página, con una trama que aunque compleja por sus saltos temporales y la cantidad de personajes, está magistralmente estructurada, logrando que todas las piezas encajen hacia el final de manera sorprendente. Es una novela que no solo entretiene, sino que también invita a la reflexión sobre la naturaleza humana y las cicatrices que la historia deja en las personas.
