En "Vlad" de Carlos Fuentes, nos encontramos con una novela que transporta el arquetípico mito del vampiro al corazón de la Ciudad de México, un escenario contemporáneo y caótico que contrasta con los fríos y oscuros paisajes de Transilvania. La historia comienza cuando el protagonista, un abogado mexicano, recibe una tarea aparentemente simple de su jefe: encontrar una casa adecuada para un misterioso cliente rumano, el Conde Vlad. La única exigencia es que esta casa esté ubicada cerca de una barranca, y esto desencadena una serie de eventos insólitos y terroríficos.
Fuentes utiliza esta premisa para sumergirnos en un relato que, aunque breve, está cargado de simbolismo y crítica social. La narrativa se despliega en primera persona, permitiendo a los lectores acceder directamente a las percepciones y temores del protagonista, quien lentamente descubre la verdadera naturaleza de su cliente. A medida que la historia avanza, el abogado se ve arrastrado a un mundo de corrupción, violencia y terror que refleja las sombras más oscuras de la sociedad mexicana.
La novela, aunque sigue la estela del clásico "Drácula" de Bram Stoker, se distingue por su ambientación y por la manera en que Fuentes entrelaza el folklore vampírico con problemáticas muy reales, como la desaparición de mujeres y la corrupción enraizada en el sistema. El estilo de Fuentes es, como siempre, una delicia literaria; su prosa fluye con una musicalidad y precisión que capturan tanto el horror como la poesía que se esconde en las sombras de su narrativa.
El desenlace de la novela, intencionadamente abierto, deja a los lectores con preguntas sin respuesta y una sensación de inquietud que perdura mucho después de cerrar el libro. "Vlad" es, por tanto, no solo una revisión del mito del vampiro adaptado a la realidad mexicana, sino también un comentario sobre la naturaleza humana y las facetas más sombrías de la sociedad contemporánea.
A pesar de las críticas que señalan su brevedad y la previsibilidad de ciertos giros, "Vlad" se destaca por ser una obra que combina con maestría el género de terror con una aguda observación social, todo ello envuelto en la elegante prosa de Carlos Fuentes. Una lectura recomendable para aquellos que buscan una interpretación fresca y culturalmente enraizada del eterno relato de vampiros.