"Orquídeas a la luz de la luna", escrita por Carlos Fuentes y dirigida por Ignacio Hernández, es una obra teatral que nos transporta a un cine abandonado en Venice, California, donde se encuentran dos actrices que encarnan los mitos de María Félix y Dolores del Río. A través de un juego de espejos y sombras, la obra explora la identidad y la fama, utilizando el formato teatral para cuestionar la realidad y la ficción en la vida de estas icónicas figuras del cine mexicano.
En este escenario desolado y lleno de recuerdos, las actrices no son simplemente ellas mismas, ni tampoco son completamente las estrellas a las que pretenden emular. Interpretadas magistralmente por Jorge Carrillo y Juan Jacobo Hernández, estas figuras se convierten en símbolos de una cultura obsesionada con las imágenes y la celebridad. El vestuario y la actuación intensifican esta experiencia, mezclando lo patético y lo sublime, mientras que los diálogos ricos en referencias culturales y críticas sociales ahondan en la complejidad de sus identidades construidas.
La obra no solo se enfoca en la representación de estos íconos, sino que también incluye una metacrítica sobre la naturaleza del teatro y el cine. A través de monólogos intrincados, se exploran las conexiones entre el escritor H.G. Wells y el cineasta Orson Welles, entrelazando sus visiones del arte y la manipulación de la realidad. Sin embargo, estos segmentos, aunque llenos de sugerencias intelectuales, pueden ser percibidos como confusos y tal vez desconectados del interés principal de la obra.
Finalmente, "Orquídeas a la luz de la luna" es una propuesta audaz que desafía al espectador a reflexionar sobre lo que es real y lo que es fabricado en el mundo del espectáculo. Aunque el texto pueda ser complejo y a veces oscuro, el enfoque innovador y la actuación consumada proporcionan una experiencia teatral fascinante, que captura la esencia del laberinto que es la fama y la identidad personal.