En "Los bandidos del Rif" de 12777, la trama se despliega en medio de una tormenta feroz que azota un barco español surcando las aguas cercanas a las islas Chafarinas. A pesar de tener todas sus velas recogidas, el navío se tambalea bajo la poderosa ráfaga de viento, mientras una ola gigantesca barre su cubierta. El capitán, un imponente hombre de casi dos metros bronceado por el sol africano, dirige con firmeza a sus cuatro marineros argelinos a través del caos.
En medio de este tumulto, un conflicto estalla entre dos pasajeros. Uno de ellos, un joven apuesto con el atuendo característico de la estudiantina española, desafía a su adversario con una guitarra en mano. Este joven, de ojos marrones y cabello negro, representa el espíritu aventurero de los estudiantes españoles que, al terminar sus estudios, recorren las ciudades de España tocando y cantando, o incluso se embarcan hacia destinos exóticos como el Rif.
Por otro lado, su oponente, Janko, un gitano de la Sierra del Guadarrama, blande una navaja afilada. Con apenas veinte años, su aspecto refleja la dureza y el carácter enérgico de los suyos. Viste un desgastado traje de terciopelo verde adornado con colgantes de plata. Janko ha sido enviado por el jefe de los gitanos para vigilar a Zamora, la gitana de Salamanca, y cumplir con un oscuro mandato: impedir que el estudiante desembarque vivo en las costas del Rif.
Justo cuando la tensión alcanza su punto máximo y ambos están a punto de enfrentarse, una ola sacude el barco con tal fuerza que dos figuras emergen de la escotilla y se interpone entre los combatientes. Una de ellas es Zamora, una gitana de extraordinaria belleza, alta y esbelta, con ojos negros como el azabache y una larga melena azotada por el viento. Su presencia introduce una nueva dimensión al conflicto, mientras la tormenta continúa rugiendo alrededor del barco.