En "La creación de lo sagrado: La huella de la biología en las religiones antiguas", Walter Burkert se sumerge en un análisis profundo y detallado de uno de los aspectos más universales y a la vez misteriosos de las religiones a lo largo de la historia: el sacrificio. Desde la ofrenda de vírgenes hasta la circuncisión, pasando por el cordero pascual, el autor explora la presencia recurrente de estos rituales en diversas culturas y tiempos, sugiriendo que podría existir una explicación que va más allá de lo cultural y alcanza lo biológico.
Burkert, usando herramientas de la antropología y la biología, propone una visión donde los sacrificios y otros rituales religiosos no son sólo manifestaciones culturales arbitrarias, sino respuestas a necesidades y estructuras biológicas profundas en el ser humano. El libro se convierte así en un puente entre la ciencia y la religión, buscando raíces comunes en la evolución del pensamiento y la conducta humanas.
Este enfoque es desarrollado a través de un recorrido que abarca no solo la historia de las religiones antiguas documentadas por escritura, sino también análisis de prácticas rituales que persisten hasta la actualidad. Burkert examina cómo estos actos, que a primera vista podrían parecer bárbaros o sin sentido, podrían haber jugado roles cruciales en la cohesión social, la estructura de poder y la psicología de las comunidades.
En su búsqueda por la "razón última de la religión", Burkert no solo ofrece una vista panorámica de la historia religiosa, sino que también plantea preguntas sobre el futuro de la religión en una era cada vez más secularizada y científica. ¿Podrían estas prácticas ancestrales ofrecer insights sobre la naturaleza humana que la ciencia moderna apenas está comenzando a entender?
"La creación de lo sagrado" es, así, un libro ambicioso y erudito que reta al lector a ver la religión y la espiritualidad desde un punto de vista menos teológico y más naturalista, sugiriendo que la clave para entender lo sagrado podría estar inscrita en nuestra propia biología.