En "La mano de Dios", segundo libro de la serie Scott Manson de Philip Kerr, el lector se sumerge en un thriller oscuro y trepidante ambientado en el mundo del fútbol profesional. Scott Manson, entrenador del equipo de Londres, se encuentra en Atenas para un crucial partido de la Champions. La presión es alta, pero un evento inesperado transforma completamente la estancia del equipo en Grecia.
Durante el juego, una de las principales estrellas del equipo cae fulminada en el campo. Lo que en un principio parece un ataque al corazón pronto comienza a mostrar indicios de algo más siniestro. La trama se complica cuando se revelan detalles que apuntan a un posible asesinato. Scott Manson se ve forzado a cambiar su rol de entrenador por el de detective, navegando por un entorno donde el racismo y la homofobia emergen como temas subyacentes en el deporte rey.
La novela no solo es un misterio criminal, sino también una exploración valiente de temas sociales complejos dentro del fútbol. Kerr, con una narrativa ágil y envolvente, dibuja un retrato crudo pero realista de un mundo frecuentemente idealizado por muchos. Además, el personaje de Manson, con su carisma y astucia, proporciona un núcleo intrigante alrededor del cual giran los demás elementos de la historia.
Con su habitual habilidad para tejer intriga y tensión, Philip Kerr entrega una obra que atrapa desde la primera hasta la última página. "La mano de Dios" es más que un thriller deportivo; es un comentario sobre la oscuridad que a menudo se esconde detrás del brillo del estrellato deportivo. Perfecto para los aficionados al fútbol y a las novelas de misterio por igual, este libro es una adición imprescindible a la biblioteca de cualquier lector en busca de historias que desafían el status quo y provocan reflexión.
En resumen, esta obra no solo entretiene sino que también invita a la reflexión sobre importantes cuestiones sociales, todo ello mientras se desarrolla una historia de crimen y misterio en el vibrante escenario de un torneo internacional de fútbol. "La mano de Dios" confirma a Philip Kerr como un maestro del género negrocriminal, capaz de fusionar con maestría el suspense con crítica social.
