Miguel Ángel Buonarroti, nacido en Caprese, actual Italia, el 6 de marzo de 1475, fue un arquitecto, escultor, pintor y poeta renacentista, considerado uno de los más grandes artistas de la historia. Su vida se desarrolló entre Florencia y Roma, donde creó obras que han marcado profundamente el arte occidental.
Su formación comenzó en el taller de Domenico Ghirlandaio para la pintura y en el jardín de los Médici para la escultura. En Roma, captó la atención con obras como el 'Baco' y sobre todo la 'Piedad' de San Pedro, esta última una muestra de belleza y técnica impecable que refleja la maestría y sensibilidad de Miguel Ángel hacia el tratamiento de las formas humanas y la espiritualidad.
El regreso a Florencia lo vio embarcarse en proyectos como el 'David', símbolo de la perfección renacentista y de los ideales humanistas. Su carrera sufrió una interrupción cuando Julio II lo llamó a Roma para trabajar en su tumba, proyecto que se extendió por décadas y que incluyó la creación de estatuas como el 'Moisés' y varios 'Esclavos', que mostraban su capacidad para capturar la tensión y la emoción humana.
La obra que define a Miguel Ángel como pintor es sin duda el techo de la Capilla Sixtina, realizado entre 1508 y 1512. Este vasto fresco incluye escenas del Génesis y figuras como los ignudi, profetas y sibilas, presentadas con una potencia y expresividad que reflejan su profundidad conceptual y técnica. Su trabajo en la Capilla Sixtina culminó con el 'Juicio Final', un fresco que cubre la pared del altar y que es una meditación sobre la redención y condenación eternas.
En su última etapa, Miguel Ángel se dedicó significativamente a la arquitectura, destacándose en la supervisión de las obras de la Basílica de San Pedro, donde diseñó la cúpula que se ha convertido en un ícono del perfil de Roma. También dejó su huella en la Biblioteca Laurenciana en Florencia, con su famosa escalinata que conjuga funcionalidad y dramatismo estético.
La vida de Miguel Ángel estuvo marcada por su temperamento melancólico y su pasión por la belleza plástica, que lo llevó a explorar las profundidades de la emoción humana en cada una de sus obras. Murió en Roma el 18 de febrero de 1564, dejando un legado inigualable que ha influenciado a generaciones de artistas. Su capacidad para trabajar a gran escala y con profunda introspección lo consolidan como una figura central del Renacimiento y de toda la historia del arte.
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