Leonardo di ser Piero da Vinci, nacido el 15 de abril de 1452 en Anchiano, cerca de Vinci, Italia, es una de las figuras más destacadas del Renacimiento italiano. Hijo ilegítimo de Caterina, una campesina, y Ser Piero, un notario florentino, Leonardo creció en Vinci y recibió educación básica en lectura, escritura y matemáticas. Aunque no dominó el latín, idioma esencial para los estudios avanzados de la época, su curiosidad insaciable y su capacidad autodidacta le permitieron explorar diversos campos del saber.
A los 14 años, Leonardo se trasladó a Florencia para aprender en el taller de Andrea del Verrocchio, uno de los artistas más renombrados de su tiempo. Bajo su tutela, Leonardo no solo perfeccionó sus habilidades en pintura y escultura, sino que también se inició en disciplinas técnicas y científicas. En esta etapa, colaboró en obras como "El bautismo de Cristo", donde su contribución superó en maestría a la de su propio maestro.
En 1482, Leonardo ingresó al servicio de Ludovico Sforza en Milán, donde desarrolló proyectos de ingeniería, arquitectura y escultura, además de pintar algunas de sus obras más famosas, como "La última cena". Durante este tiempo, también avanzó en sus estudios de anatomía, óptica y hidráulica, realizando detallados estudios que plasmaba en meticulosos dibujos en sus cuadernos de notas.
Tras la invasión francesa a Milán en 1499, Leonardo pasó tiempo en Mantua, Venecia y Roma, trabajando para diversos mecenas, incluido César Borgia, y continuó con sus investigaciones científicas. En Roma, bajo el mecenazgo de los Médici, se dedicó intensamente al estudio de la anatomía humana en el hospital de Santa Maria Nuova.
En sus últimos años, Leonardo fue invitado a Francia por el rey Francisco I, un gran admirador de su trabajo. En 1516 se instaló en el Clos Lucé, cerca de Amboise, donde pasó sus últimos años trabajando en sus tratados sobre arte y ciencia, hasta su muerte el 2 de mayo de 1519. Durante este tiempo, continuó trabajando en sus teorías, dejando un legado de conocimientos en sus cuadernos, que incluyen estudios sobre el vuelo de los pájaros, diseños de máquinas y reflexiones sobre la naturaleza del agua y la luz.
Leonardo da Vinci no solo es recordado como uno de los grandes pintores del Renacimiento, con obras icónicas como "La Gioconda" y "La última cena", sino también como un científico adelantado a su tiempo, cuyos inventos y descubrimientos influirían en generaciones futuras. Su enfoque holístico del arte y la ciencia y su incansable curiosidad, lo establecen como un verdadero "hombre del Renacimiento", cuyo impacto trasciende el ámbito del arte y abarca una amplia gama de disciplinas científicas.
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