En la turbia y caótica España que nos presenta Juan Soto Ivars en su novela "Ajedrez para un detective novato", seguimos la historia de un joven escritor de novelas policíacas, cuyo nombre, Carlos Aparicio, solo descubrimos hacia el final del libro. A través de sus ojos, exploramos un entorno lleno de corrupción, pobreza y crimen, mientras se adentra en el mundo de la investigación bajo la tutela del detective Marcos Lapiedra, un veterano mujeriego y aficionado al ajedrez.
La trama se desarrolla cuando Lapiedra, previendo el final de su carrera, decide entrenar a Aparicio como su sucesor. El aprendizaje no es fácil; Aparicio debe enfrentarse a casos absurdos y grotescos que desafían su entendimiento y su moral. La voz en su cabeza, que resulta ser su intuición, lo guía a través de este laberinto de crímenes y personajes delirantes, incluyendo ninfómanas, asesinos, y hasta un grupo de ninjas. Este caos narrativo se ve acompañado de un humor sarcástico y una crítica mordaz a la sociedad contemporánea.
A medida que Lapiedra se debilita, la responsabilidad recae completamente en Aparicio, quien se ve obligado a resolver el caso más complicado por sí solo: capturar a un asesino en serie que estrangula mujeres en el barrio rojo de la ciudad. Este desafío final pone a prueba todas las habilidades que ha aprendido y marca la culminación de su transformación de escritor a detective.
El estilo de Soto Ivars es único, mezclando el realismo sucio con un humor que bordea lo absurdo. La narración en primera persona contribuye a una inmersión profunda en los pensamientos y percepciones de Aparicio, aunque el lenguaje crudo y algunas situaciones inverosímiles pueden no ser del agrado de todos los lectores. La novela, que juega con los elementos clásicos del género negro para subvertirlos y criticarlos, puede ser vista como una parodia de las novelas de detectives tradicionales.
En resumen, "Ajedrez para un detective novato" es una obra que desafía las convenciones del género policíaco, ofreciendo una visión satírica y a veces perturbadora de la sociedad. Aunque su estilo y contenido pueden resultar divisivos, es indudable que Juan Soto Ivars plantea una reflexión audaz sobre la corrupción, la moralidad y el ser humano moderno.
