Baltasar Gracián y Morales nació el 8 de enero de 1601 en Belmonte de Gracián, cerca de Calatayud, en Aragón, España. Hijo de Francisco Gracián Garcés, un médico de profesión, y de Ángela Morales, Baltasar fue el primogénito de una familia numerosa que vivió las idas y venidas propias de la ocupación de su padre. La familia se estableció definitivamente en Calatayud tras la muerte del padre en 1620.
La formación inicial de Gracián estuvo marcada por su estancia en Toledo, donde fue influenciado por su tío, el licenciado Antonio Gracián. Posteriormente, ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús en Tarragona el 30 de mayo de 1619, tras demostrar la limpieza de sangre de su familia, un requisito esencial para la admisión en la orden. Durante su formación, estudió filosofía en Calatayud y teología en Zaragoza, siendo ordenado sacerdote en 1627.
Gracián se destacó por su carrera académica dentro de la Compañía de Jesús, enseñando en varios colegios jesuitas en Aragón. Su vida académica se complementó con una prolífica carrera literaria, durante la cual escribió y publicó sus obras más influyentes. Aunque la mayoría de sus libros fueron publicados bajo el nombre de su hermano, Lorenzo Gracián, fue conocido por su estilo conceptista, caracterizado por la brevedad y la precisión en el uso del lenguaje.
Entre sus obras más destacadas se encuentra El Criticón, una novela alegórica y filosófica que explora la vida humana desde la juventud hasta la vejez. Otros trabajos importantes incluyen Oráculo Manual y Arte de Prudencia, una colección de 300 aforismos sobre cómo manejar diversas situaciones de la vida con astucia y sensatez, y El Discreto, que ofrece un modelo de comportamiento para el hombre perfecto en sociedad.
La vida de Gracián estuvo marcada por tensiones dentro de su orden, especialmente relacionadas con la publicación de sus obras. Aunque fue un jesuita devoto, sus escritos a menudo exploraban temas más allá de los límites estrictos impuestos por la Compañía de Jesús, lo que finalmente llevó a conflictos con sus superiores. Estos conflictos culminaron con su traslado forzoso a Tarazona, donde falleció el 6 de diciembre de 1658.
La obra de Baltasar Gracián ha trascendido su tiempo, influyendo en pensadores y filósofos posteriores. Su legado perdura como un testimonio de su profundo ingenio y su capacidad para observar y describir la complejidad de la condición humana a través de una prosa densa y reflexiva. Gracián sigue siendo estudiado y admirado por su contribución al Barroco español y su impacto perdurable en la literatura y el pensamiento occidental.
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