Victoria Carolina Coronado y Romero de Tejada, nacida el 12 de diciembre de 1820 en Almendralejo, España, fue una destacada figura del Romanticismo español. Su vida estuvo marcada por la persecución política a su familia debido a sus ideales progresistas, lo que influyó profundamente en su obra y pensamiento.
Carolina mostró desde temprana edad un profundo interés por la literatura, comenzando a escribir poemas a los nueve años. Su talento inicial, aunque algo rústico, estaba cargado de emociones intensas, a menudo inspiradas por amores imposibles y la trágica muerte de su supuesto primer amor, Alberto, en el mar. Además, su salud frágil y episodios de catalepsia alimentaron su temperamento romántico y su fascinación por la muerte, temas recurrentes en su poesía.
En 1843, publicó su primer volumen titulado "Poesías", que fue prologado por Hartzenbusch y recibido con entusiasmo, estableciéndola como una voz poética importante de su tiempo. Su obra incluye una mezcla de poesía lírica y narrativa que explora temas como el amor, la naturaleza, y la situación de la mujer en la sociedad, siendo esta última una constante en su narrativa que refleja su compromiso con los derechos femeninos.
En 1852, Carolina se casó con Horacio Perry, un diplomático estadounidense, con quien tuvo tres hijos. Aunque enfrentó la tragedia personal de la muerte temprana de dos de ellos, estos eventos dolorosos profundizaron su obra literaria, donde exploró el dolor, la pérdida y la esperanza. Su vida en Madrid fue también un período de gran actividad social y literaria. Carolina fue conocida por las vibrantes tertulias que organizaba, que se convirtieron en un refugio para intelectuales y artistas de la época.
Participante activa en la vida cultural y política, Coronado fue miembro de la Sociedad Abolicionista Española y dedicó esfuerzos a causas sociales, incluida la lucha contra la esclavitud. Su poema "A la abolición de la esclavitud en Cuba" es un ejemplo de su activismo, que provocó controversia y escándalo en su tiempo.
En las últimas décadas de su vida, Carolina y su familia se trasladaron a Lisboa, Portugal, donde vivió hasta su muerte el 15 de enero de 1911. A pesar de su retirada de la vida pública, continuó escribiendo y manteniendo correspondencia con otros intelectuales. Su legado literario incluye no solo su poesía, sino también novelas, ensayos y obras de teatro, que han sido estudiadas por su riqueza temática y su estilo evocador.
Carolina Coronado dejó una marca indeleble en la literatura española del siglo XIX, no solo por su escritura emotiva y poderosa, sino también por su valiente participación en los debates culturales y sociales de su tiempo. Su obra continúa siendo objeto de estudio y admiración por su profunda humanidad y su compromiso intelectual.
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