Clara Campoamor

Clara Campoamor Rodríguez nació el 12 de febrero de 1888 en Madrid, en una familia de clase media. Su padre, Manuel Campoamor Martínez, trabajaba como contable en un periódico, mientras que su madre, Pilar Rodríguez Martínez, era costurera. La temprana muerte de su padre obligó a Clara a abandonar sus estudios y empezar a trabajar para sustentar a su familia, desempeñándose en varios empleos, desde modista hasta telefonista.

A pesar de las dificultades, Clara retomó su educación a los 32 años, obteniendo el título de bachiller y, posteriormente, graduándose en derecho por la Universidad de Madrid en 1924. Su carrera como abogada fue pionera; fue una de las primeras mujeres en ejercer en España y se especializó en temas de derecho civil y derechos de la mujer.

La implicación de Clara Campoamor en la política comenzó en los años 1920. Participó activamente en la creación de la Federación Internacional de Mujeres de Carreras Jurídicas y el Instituto Internacional de Uniones Intelectuales. Su compromiso con los derechos de las mujeres la llevó a fundar en 1931 la Unión Republicana Femenina, que jugó un papel crucial en su lucha por el sufragio femenino.

Durante la Segunda República Española, Clara fue elegida diputada por el Partido Radical en 1931. Desde su escaño, luchó tenazmente por los derechos de las mujeres y fue instrumental en la aprobación del derecho al voto femenino en España en 1931, una victoria histórica para la igualdad de género. Además, trabajó en la reforma del Código Civil y fue defensora de otras causas progresistas como el divorcio y los derechos de los niños.

Su firme postura en estos temas generó controversia y enfrentamientos con otros políticos, incluida Victoria Kent, otra diputada que se mostraba preocupada por las consecuencias del voto femenino en aquel contexto político. A pesar de las dificultades, Clara Campoamor logró ver aprobado el sufragio femenino, que se ejerció por primera vez en las elecciones de 1933, aunque ella no logró reelegirse.

Con el estallido de la Guerra Civil Española y el ascenso del franquismo, Clara se vio obligada a exiliarse. Vivió en varios países, incluyendo Suiza y Argentina, donde continuó trabajando, escribiendo y dando conferencias sobre los derechos de las mujeres y la democracia. Durante su exilio, publicó varias obras que reflejaban su experiencia y pensamiento político, incluyendo "Mi pecado mortal: El voto femenino y yo", que es un testimonio de su lucha por la igualdad de derechos en España.

Clara Campoamor murió el 30 de abril de 1972 en Lausana, Suiza, lejos de su tierra natal, pero dejó un legado perdurable como una de las figuras más importantes en la historia del feminismo y los derechos civiles en España. Su lucha y logros siguen siendo celebrados y su nombre adorna calles, instituciones y premios dedicados a la igualdad de género y los derechos de las mujeres en España.