Émile Zola

Émile Édouard Charles Antoine Zola, conocido como Émile Zola, nació el 2 de abril de 1840 en París, Francia. Hijo del ingeniero veneciano Francesco Zola y de la francesa Émilie Aubert, su infancia estuvo marcada por la muerte temprana de su padre y las consecuentes dificultades económicas que enfrentó su familia. Estas adversidades no impidieron que Zola formara una amistad de por vida con el pintor Paul Cézanne, con quien compartió años escolares en Aix-en-Provence antes de regresar a París en 1858.

En París, Zola intentó dos veces pasar el examen de bachillerato sin éxito y, decidido a no ser una carga para su madre, abandonó los estudios y comenzó a trabajar en la librería Hachette en 1862. Este empleo marcó el inicio de su carrera literaria, permitiéndole escribir su primer texto y colaborar en las columnas literarias de varios periódicos. Durante los años siguientes, Zola desarrolló amistades con importantes artistas y escritores como Édouard Manet y los hermanos Goncourt, y se sumergió en el mundo del arte y la literatura de su tiempo.

Su gran proyecto, Les Rougon-Macquart, iniciado en 1871 y culminado en 1893, fue un ambicioso intento de combinar la narrativa con la ciencia, utilizando las teorías de la época sobre la herencia y el ambiente para explorar la vida de una familia durante el Segundo Imperio francés. La serie consta de veinte novelas, comenzando con "La fortuna de los Rougon" y abarcando obras como "Nana" y "Germinal", que no solo le ganaron fama sino también controversia por su crudo realismo.

En el plano personal, Zola se casó con Alexandrine Meley en 1870, aunque más tarde tendría una relación con Jeanne Rozerot, con quien tuvo dos hijos. Su vida tomó un giro político significativo cuando intervino en el caso Dreyfus con su famoso artículo "J'accuse...!", que denunciaba la injusticia y el antisemitismo en el proceso contra Alfred Dreyfus, un oficial del ejército francés falsamente acusado de traición. Este acto no solo le costó un año de exilio en Londres sino que también marcó un antes y un después en su carrera, realzando su figura como activista además de escritor.

Los últimos años de Zola estuvieron dedicados a escribir dos ciclos de novelas más, "Las tres ciudades" y "Los cuatro evangelios", aunque no pudo concluir este último debido a su muerte el 29 de septiembre de 1902 en circunstancias sospechosas, posiblemente asesinado. Émile Zola fue enterrado inicialmente en el cementerio de Montmartre y posteriormente trasladado al Panteón de París, un homenaje a su impacto duradero en la cultura y sociedad francesas.

La obra y la vida de Émile Zola siguen siendo un testimonio del poder de la literatura como herramienta de crítica social y cambio, consolidándose como una de las figuras más influyentes del naturalismo y dejando un legado literario que desafía los confines del tiempo y la geografía.