Fray Luis de León nació en Belmonte, España, en 1527 o 1528. Desde una edad temprana, su vida estuvo marcada por un profundo interés en la religión y la academia. Proveniente de una familia con ascendencia judía, Fray Luis ingresó en la orden de los Agustinos y estudió en las universidades de Alcalá de Henares y de Salamanca. En esta última, se destacó tanto que consiguió cátedras de Filosofía Moral y de Sagradas Escrituras, aunque más tarde se dedicaría exclusivamente a su orden.
La vida de Fray Luis de León estuvo profundamente marcada por su encarcelamiento por la Inquisición entre 1573 y 1576. Este suceso fue resultado de su traducción al castellano del Cantar de los Cantares, un texto bíblico cuya traducción estaba entonces prohibida. Este periodo de reclusión, sin embargo, no mermó su espíritu ni su influencia académica, sino que fortaleció su resolución y profundizó su obra literaria y teológica.
Como prosista, Fray Luis de León se destacó por su estilo cuidadoso y natural, contribuyendo significativamente a la consolidación de la prosa castellana. Entre sus obras más célebres en prosa se encuentra "La perfecta casada", publicada en 1583, que expone las virtudes de la mujer cristiana, y "De los nombres de Cristo", una obra de comentarios eruditos a diversos apelativos de Jesucristo encontrados en la Escritura. Este último trabajo es considerado su logro más estilísticamente logrado y una pieza central de la literatura renacentista española.
En el ámbito poético, Fray Luis de León siguió las innovaciones métricas de Boscán y Garcilaso, especialmente en el uso de la lira, una forma estrófica que dominó con maestría. Su poesía, que combina la influencia de Horacio con el pensamiento platónico-agustiniano, refleja un anhelo de plenitud espiritual y un ideal de vida retirada, anticipando la vida celestial. Su obra poética fue publicada póstumamente en 1637 por Quevedo, quien intentó presentarla como un contramodelo al culteranismo de Góngora.
Fray Luis de León falleció en Madrigal de las Altas Torres el 23 de agosto de 1591. Su legado perdura como un testimonio del pensamiento humanista cristiano y su obra continúa siendo un referente en la literatura del Siglo de Oro español. La profundidad de su pensamiento teológico y su maestría literaria lo establecen como una figura emblemática de la literatura ascética del Renacimiento.
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