Helen Adams Keller nació el 27 de junio de 1880 en Tuscumbia, Alabama, Estados Unidos. A los diecinueve meses de edad, una grave enfermedad le causó la pérdida total de la visión y la audición, lo que marcó profundamente su infancia y la relación con su entorno. Ante las dificultades para comunicarse, su comportamiento se volvió incontrolable hasta que sus padres contrataron a Anne Sullivan en 1887, una joven especialista del Instituto Perkins para Ciegos, quien se convirtió en su instructora y compañera de vida hasta su muerte en 1936.
Con la guía y enseñanzas de Sullivan, Keller logró romper las barreras de la comunicación. Aprendió a leer y escribir en Braille, a hablar y a entender a los demás usando el sistema Tadoma (lectura de labios a través del tacto). Su progreso fue tal que se graduó con honores de la Radcliffe College en 1904, convirtiéndose en la primera persona sordociega en obtener un título universitario.
Desde joven, Keller se involucró en el activismo social. Influenciada por las injusticias que observaba, se unió al Partido Socialista de América en 1905 y empezó a abogar por los derechos de las personas con discapacidades, los derechos de las mujeres, el pacifismo y otras causas sociales. Escribió numerosos artículos, ensayos y más de una docena de libros, destacándose "La historia de mi vida" publicado en 1903, donde relata las experiencias de su juventud y su educación.
Como activista, Keller recaudó fondos significativos para la Fundación Americana para Ciegos y fue una figura clave en la fundación de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles en 1920. Viajó por todo el mundo dando conferencias y promoviendo los derechos de las personas con discapacidades hasta 1957. Por sus contribuciones, recibió la Medalla Presidencial de la Libertad en 1964, otorgada por el presidente Lyndon Johnson.
Helen Keller falleció mientras dormía el 1 de junio de 1968 en Easton, Connecticut, a la edad de 87 años. Fue sepultada en la Catedral Nacional de Washington, dejando un legado perdurable como símbolo de coraje frente a la adversidad. Su vida y obra continúan inspirando a generaciones en todo el mundo, destacándose no solo por sus logros personales sino también por su incansable lucha por los derechos humanos y la igualdad social.
Desde 1980, en reconocimiento a su impacto y aportaciones, el día de su nacimiento se conmemora en Estados Unidos como el Día de Helen Keller, según decreto del presidente Jimmy Carter. Su historia ha sido adaptada en varias obras de teatro, películas y documentales, siendo "The Miracle Worker" una de las más conocidas, que narra su vida y relación con Anne Sullivan.
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