Hernán Cortés, cuyo nombre completo era Hernán Cortés de Monroy y Pizarro Altamirano, nació en 1485 en Medellín, un pequeño pueblo de la Corona de Castilla, actual España. Hijo de Martín Cortés de Monroy y Catalina Pizarro Altamirano, provenía de una familia de menor hidalguía, lo cual no presagiaba las futuras hazañas que llevaría a cabo en el Nuevo Mundo. Su infancia, marcada por una salud frágil, contrastaba con la tenacidad y ambición que demostraría más adelante.
En su juventud, Cortés estudió en la Universidad de Salamanca, aunque no completó sus estudios. Su interés no residía en el derecho sino en las aventuras que prometían las recién descubiertas tierras al otro lado del Atlántico. En 1504, se trasladó a Santo Domingo, capital de La Española, iniciando su carrera colonial que le llevaría a convertirse en uno de los nombres más destacados de la conquista de América.
Desde 1511, Cortés participó activamente en la conquista de Cuba bajo el mando de Diego Velázquez de Cuéllar y fue allí donde empezó a forjar su leyenda. Ambicioso y hábil en la política, Cortés se vio envuelto en diversas disputas de poder que culminarían con la expedición que él mismo lideraría a México en 1519, desoyendo las órdenes de Velázquez. Fue en este punto donde comenzaría su verdadera fama, al encabezar la expedición que resultaría en la caída del Imperio Azteca.
Las Cartas de Relación que Cortés escribió a Carlos I de España son documentos fundamentales para entender no solo sus hazañas, sino también su capacidad para narrar y justificar sus acciones ante la Corona. Estas cartas son consideradas una mezcla de reporte oficial y obra literaria, donde Cortés expone su visión de los territorios conquistados y de sus habitantes, así como las batallas y alianzas formadas. Su prosa no solo buscaba informar, sino también persuadir al Emperador de la legitimidad y beneficios de sus conquistas.
La figura de Hernán Cortés es compleja y controvertida. Para algunos, un héroe y un estratega brillante; para otros, un símbolo de la brutalidad de la conquista. Su legado se extiende hasta la actualidad, siendo objeto de múltiples estudios y debates. Falleció el 2 de diciembre de 1547 en Castilleja de la Cuesta, España, pero dejó una marca imborrable en la historia del mundo, especialmente en la de México, donde sus acciones cambiaron el curso de su historia para siempre.
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