José Hierro

José Hierro del Real, nacido en Madrid el 3 de abril de 1922, es uno de los poetas más destacados de la España de posguerra. Aunque nació en la capital española, la mayor parte de su infancia y juventud transcurrió en Santander, a donde su familia se trasladó cuando él tenía apenas dos años. En esta ciudad comenzó sus estudios en peritaje industrial, los cuales se vieron abruptamente interrumpidos por el estallido de la Guerra Civil Española en 1936.

El conflicto bélico marcó un antes y un después en la vida de Hierro. Al finalizar la guerra, fue detenido y encarcelado debido a sus actividades en apoyo a los presos políticos. Durante su estancia en prisión, que se prolongó hasta 1944, Hierro encontró en la literatura un refugio y un propósito, comenzando a escribir de manera más sistemática. Esta experiencia en la cárcel influiría profundamente en su obra literaria posterior.

Tras su liberación, Hierro se trasladó a Valencia y luego regresó a Santander, donde colaboró con diversas publicaciones y trabajó en distintos oficios. En 1947, publicó su primer libro de poemas, Tierra sin nosotros, que fue seguido por Alegría en el mismo año. Estas primeras obras reflejan ya la capacidad de Hierro para combinar la observación social con una profunda introspección personal.

Durante los años 50, Hierro consolidó su carrera literaria con la publicación de obras como Con las piedras, con el viento (1950) y Antología poética (1953), que incluye una selección representativa de su poesía hasta esa fecha. En 1955, publicó Estatuas yacentes y en 1962 sus Poesías completas, consolidando su estatus como uno de los poetas más importantes de su generación.

La obra de Hierro evolucionó desde una poesía con fuerte carga social y testimonial hacia una exploración más introspectiva y simbólica de la existencia humana. Su poesía se caracteriza por una rica imaginería y un profundo sentido del ritmo y la musicalidad, aspectos que le valieron numerosos reconocimientos, incluyendo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1981 y el Premio Cervantes en 1998, uno de los máximos galardones en el ámbito de la literatura en lengua española.

Además de su labor como poeta, Hierro fue un activo crítico de arte y colaborador en numerosas revistas y periódicos. Su interés por el arte se refleja en muchas de sus obras, donde la pintura y la música juegan un papel crucial como fuentes de inspiración y elementos integradores de su visión poética del mundo.

José Hierro falleció el 21 de diciembre de 2002 en Madrid. Su legado sigue vivo, no solo a través de su poesía, sino también mediante el Centro de Poesía José Hierro en Getafe, que promueve la poesía y la figura de este ilustre poeta. Sus obras continúan siendo un referente esencial para entender la poesía española del siglo XX y su capacidad para trascender las circunstancias históricas y alcanzar una universalidad emotiva y estética.