Julio Ramón Ribeyro Zúñiga nació en Lima, Perú, el 31 de agosto de 1929, en el seno de una familia de clase media que anteriormente había pertenecido a sectores más acomodados de la sociedad. Hijo de Julio Ribeyro y Mercedes Zúñiga, fue el mayor de cuatro hermanos. Durante su infancia, vivió en el barrio de Santa Beatriz y más tarde se mudó a Miraflores. Estudió en el Colegio Champagnat, y tras la muerte de su padre, que lo marcó profundamente, enfrentó junto a su familia una situación económica complicada.
Ribeyro comenzó sus estudios universitarios en Derecho, pero pronto los cambió por Letras en la Universidad Católica del Perú. Su pasión por la literatura lo llevó a ganar una beca para estudiar periodismo en Madrid, tras lo cual se trasladó a París para preparar una tesis sobre literatura francesa en la Universidad La Sorbona. Sin embargo, abandonó su proyecto de tesis para dedicarse a escribir y vivir en varios países europeos, donde realizó diversos trabajos para subsistir.
En 1955, Ribeyro publicó su primer libro de cuentos, Los gallinazos sin plumas, que recibió críticas positivas y estableció su reputación como uno de los narradores más importantes de su generación. Durante su estancia en Europa, escribió varios libros más, entre ellos Crónica de San Gabriel (1960) y Los geniecillos dominicales (1965), obras que reflejan su aguda observación de la sociedad y su capacidad para plasmarla en narrativas envolventes.
A su regreso al Perú, Ribeyro se involucró activamente en la vida cultural y académica, trabajando como profesor y director de extensión cultural en la Universidad Nacional de Huamanga. Posteriormente regresó a Europa, donde trabajó como traductor y redactor en la agencia France Presse, y más tarde como diplomático, llegando a ser embajador peruano ante la UNESCO.
En los años ochenta y noventa, Ribeyro fue reconocido con varios premios importantes, incluyendo el Premio Nacional de Literatura y el Premio Nacional de Cultura en Perú, así como el Premio de Literatura Latinoamérica y del Caribe Juan Rulfo en 1994, poco antes de su muerte. Este último premio destacó su contribución al enriquecimiento de las letras hispanoamericanas.
Ribeyro es ampliamente considerado como un maestro del cuento corto, y su obra es una pieza clave para entender la transición de la narrativa indigenista a la narrativa urbana en la literatura peruana. A pesar de su aparente conservadurismo formal, sus cuentos revelan una profunda crítica social y una inquebrantable honestidad para con sus personajes, generalmente individuos marginales y desplazados dentro de su propia sociedad.
Julio Ramón Ribeyro falleció el 4 de diciembre de 1994 en Lima. Su obra ha dejado una huella imborrable en la literatura latinoamericana, siendo un referente obligatorio para estudiosos y lectores interesados en el cuento y la narrativa breve. Su legado literario sigue siendo motivo de estudio y admiración, manteniendo viva su presencia en el panorama literario contemporáneo.
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