Luis de Góngora y Argote nació el 11 de julio de 1561 en Córdoba, en la Corona de Castilla. Su infancia transcurrió en un hogar influenciado por la academia y la nobleza, siendo hijo de Francisco de Argote, un juez, y Leonor de Góngora, una dama de la nobleza. La educación inicial de Góngora fue influenciada notablemente por su familia, especialmente por su tío Francisco Góngora, quien era racionero de la catedral cordobesa y jugó un papel crucial en sus primeros años de formación.
Prosiguiendo con su formación académica, Góngora estudió en la Universidad de Salamanca, donde pronto destacó por su talento poético. Aunque inicialmente tomó órdenes menores y se benefició de un canonicato en la catedral de Córdoba, su carrera no estuvo exenta de controversias. Fue amonestado por su escasa asistencia y comportamiento en el coro, así como por sus inclinaciones hacia las diversiones profanas y la composición de versos satíricos.
A lo largo de su vida, Luis de Góngora viajó extensamente por diferentes regiones de España, lo cual enriqueció su obra y experiencia vital. Durante estos viajes, compuso una amplia gama de sonetos, romances y letrillas tanto satíricas como líricas. Su obra poética atrajo la atención de músicos de la época, quienes pusieron música a varios de sus poemas. Sin embargo, fue su rivalidad con figuras como Francisco de Quevedo y su enfrentamiento con los círculos literarios de la corte lo que marcaron profundamente su carrera literaria.
El estilo literario de Góngora evolucionó significativamente con el tiempo, culminando en lo que se conoce como culteranismo o gongorismo. Este movimiento se caracterizó por un uso intensivo de metáforas, alusiones mitológicas, cultismos y una sintaxis compleja, aspectos que se pueden apreciar claramente en obras como la "Fábula de Polifemo y Galatea" y las "Soledades". Estos textos no solo generaron controversia por su oscuridad y dificultad, sino que también establecieron a Góngora como uno de los poetas más innovadores y polémicos del Siglo de Oro español.
Su vida posterior estuvo marcada por un declive personal y financiero. A pesar de ser nombrado capellán real en 1617 por Felipe III, Góngora nunca logró estabilizar su economía ni alcanzar el reconocimiento pleno en la corte. Regresó a Córdoba, donde vivió sus últimos años en condiciones de pobreza, falleciendo el 23 de mayo de 1627 a causa de una enfermedad cerebrovascular. Su muerte no solo cerró el capítulo de una vida dedicada a la literatura, sino que también simbolizó el fin de una era en la poesía española.
La obra de Luis de Góngora y Argote, aunque no fue plenamente apreciada durante su vida, ha dejado una huella indiscutible en la literatura española. Su audacia estilística y temática inspiró a generaciones posteriores de poetas y eruditos, y continúa siendo objeto de estudio y admiración en la literatura universal.
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