Miguel Hernández Gilabert nació el 30 de octubre de 1910 en Orihuela, una pequeña ciudad en la provincia de Alicante, España. Desde muy joven, Hernández se vio inmerso en un ambiente rural, ya que su familia se dedicaba a la cría de ganado. A pesar de su breve paso por la escuela, desarrolló un profundo interés por la literatura, convirtiéndose en autodidacta y apasionado lector de los clásicos españoles.
Su primer contacto importante con la literatura se produce en las tertulias en la tahona de su amigo Carlos Fenoll, donde conoció a Ramón Sijé, quien se convirtió en su amigo y mentor literario. Esta amistad fue clave en el desarrollo poético de Hernández, quien comenzó a publicar sus primeros versos en revistas locales, mostrando ya los rasgos de un estilo propio que mezclaba la sensibilidad por la naturaleza con una profunda reflexión social y existencial.
En 1933, Hernández publica "Perito en Lunas", su primer libro, que no obtuvo el reconocimiento esperado, pero marcó el inicio de su carrera literaria. Su obra evolucionó rápidamente y en 1936 publicó "El Rayo que no cesa", considerado uno de sus principales trabajos. Este libro refleja su maestría en el uso del soneto y destaca por su intensidad emocional y su rica imaginería.
La Guerra Civil Española fue un punto de inflexión en su vida y obra. Miguel Hernández se alistó en el bando republicano y su poesía se tornó más combativa y comprometida. Durante este período escribió "Viento del pueblo" (1937) y "El hombre acecha" (1939), obras que reflejan su compromiso con la causa republicana y su profunda empatía por el sufrimiento del pueblo español.
Tras la derrota de la República, Hernández intentó huir del país, pero fue arrestado y encarcelado. En prisión, escribió "Cancionero y romancero de ausencias", una obra poética que explora temas de dolor, ausencia y desesperanza, a la vez que retiene una esperanza tenue y una resistencia espiritual frente a la adversidad.
Miguel Hernández murió el 28 de marzo de 1942 en la prisión de Alicante, a causa de la tuberculosis. Su legado literario, no obstante, ha crecido con el tiempo, consolidándolo como uno de los poetas más importantes de la literatura española del siglo XX. Su obra es un testimonio de la lucha por la justicia social y la integridad artística, valores que continúan inspirando a muchas generaciones tanto en España como en el resto del mundo.
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