Teresa de Jesús, también conocida como Santa Teresa de Ávila, nació el 28 de marzo de 1515 en Gotarrendura, Ávila, España. Hija de Alonso Sánchez de Cepeda y Beatriz de Ahumada, Teresa creció en un entorno profundamente religioso. Desde muy joven mostró un gran interés por la vida espiritual y la lectura de obras religiosas y de caballerías.
A los 20 años, en contra de la voluntad de su padre, Teresa ingresó en el convento de la Encarnación en Ávila, donde profundizó en su vida de oración y contemplación. Sin embargo, no fue hasta los 39 años que experimentó una profunda conversión espiritual, marcando el inicio de su etapa como reformadora y escritora mística.
Teresa inició una reforma del Carmelo, buscando volver a la observancia estricta y la simplicidad original de la vida monástica. Fundó varios conventos bajo esta reforma, enfrentándose a resistencias y dificultades, tanto internas dentro de la Orden del Carmelo, como externas por parte de la sociedad y la Iglesia de su tiempo.
Como escritora, Teresa de Jesús es reconocida por sus contribuciones a la literatura mística y espiritual. Sus obras más destacadas incluyen "El Libro de la Vida", "Camino de Perfección", "Las Moradas" o "Castillo Interior", y "Las Fundaciones". Estos textos no solo documentan su vida y experiencias místicas, sino que también ofrecen guías profundas sobre la oración y el desarrollo espiritual.
Su impacto en la espiritualidad católica fue reconocido oficialmente cuando fue canonizada en 1622 por el Papa Gregorio XV y posteriormente proclamada Doctora de la Iglesia en 1970 por el Papa Pablo VI, la primera mujer en recibir este título, destacando su profundo entendimiento teológico y la relevancia de su enseñanza.
Teresa de Jesús falleció el 4 de octubre de 1582 en Alba de Tormes, Salamanca, España, dejando un legado duradero que continúa influyendo en la vida espiritual dentro y fuera de la Iglesia Católica.
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