Adeline Virginia Stephen, más conocida como Virginia Woolf, nació el 25 de enero de 1882 en Kensington, Londres, en el seno de una familia distinguida de la sociedad victoriana. Hija del editor y crítico literario Sir Leslie Stephen y de Julia Prinsep Stephen, Virginia creció en un ambiente intelectualmente estimulante que influyó profundamente en su carrera como escritora. Su educación fue no convencional, llevada a cabo en el hogar, donde tuvo acceso a la vasta biblioteca de su padre y a las visitas de importantes figuras literarias de la época.
Desde joven, Woolf mostró un profundo interés por la literatura, comenzando a escribir profesionalmente en 1905. Formó parte del influyente Grupo de Bloomsbury, un círculo de intelectuales y artistas que abogaban por la innovación en las artes y la política. Este grupo incluía a figuras como E.M. Forster, John Maynard Keynes y Lytton Strachey, cuyas ideas progresistas influenciaron notablemente su obra.
Virginia Woolf es reconocida como una de las principales modernistas del siglo XX. Su obra se caracteriza por el uso innovador del monólogo interior y la exploración de la conciencia de sus personajes. Entre sus novelas más destacadas se encuentran "La señora Dalloway" (1925), que presenta un día en la vida de Clarissa Dalloway, una mujer de la alta sociedad londinense; "Al faro" (1927), donde explora la complejidad de las relaciones familiares y la búsqueda de significado; y "Orlando" (1928), una biografía ficticia que aborda temas de género y sexualidad a través de un personaje que cambia de sexo y vive varios siglos.
Además de sus novelas, Woolf es célebre por sus ensayos, particularmente "Una habitación propia" (1929), donde argumenta que una mujer debe tener dinero y un espacio propio si desea ser escritora. Este texto se ha convertido en un referente del feminismo, destacando las barreras socioeconómicas que enfrentan las mujeres en el ámbito literario y académico.
La vida de Woolf estuvo marcada por episodios de enfermedad mental, que comenzaron tras la muerte de su madre en 1895 y se intensificaron después de la muerte de su padre en 1904. Estos episodios influenciaron su obra y la llevaron a explorar profundamente la psique humana y sus fragilidades. Virginia Woolf se suicidó el 28 de marzo de 1941, dejando una nota a su esposo Leonard Woolf, en la que expresaba su amor y gratitud hacia él, y su incapacidad para seguir viviendo con su enfermedad mental.
El legado de Virginia Woolf perdura en la literatura contemporánea. Su enfoque experimental hacia la narrativa y su incisiva exploración de la identidad, la psicología y la sociedad han inspirado a generaciones de escritores y pensadores. Su obra sigue siendo objeto de estudio y admiración, destacando su capacidad para articular la profundidad de la experiencia humana a través de su escritura innovadora y profundamente personal.
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