En "Adolescencia", el segundo volumen de la trilogía autobiográfica de León Tolstói, el autor nos sumerge en la juventud de su alter ego ficticio, Nikólenka, quien continúa su viaje emocional y espiritual en la Rusia zarista del siglo XIX. Publicada en 1854 y presentando una mezcla de hechos reales y ficticios, esta obra se adentra en las turbulencias y el despertar de un joven perteneciente a la nobleza rusa. A través de un relato profundamente personal y evocador, Tolstói explora los dilemas y las pasiones de su protagonista en un período crítico de formación y descubrimiento personal.
Tras la muerte de su madre, que cierra dolorosamente el volumen anterior, "Infancia", Nikólenka y su hermano se trasladan a Moscú para vivir con su abuela y recibir una educación formal. En esta nueva etapa, el joven se enfrenta a los retos de adaptarse a un ambiente urbano y académico, marcado por la rigidez y las expectativas sociales de su estatus. La narración detalla sus travesuras de adolescente, su relación con diversos preceptores y las amistades que va formando, elementos que moldean su carácter y su visión del mundo.
El relato también aborda temas como la búsqueda de la identidad, el conflicto entre los deseos personales y las obligaciones sociales, y la lucha interna entre el idealismo juvenil y la realidad pragmática. Tolstói, con su característico estilo introspectivo, no solo pinta un retrato vívido de su protagonista, sino que también ofrece una crítica sutil de la sociedad de su tiempo, destacando las contradicciones y las injusticias inherentes al sistema feudal ruso.
La obra culmina con la muerte de la abuela de Nikólenka, un evento que, aunque menos emocional que la pérdida de su madre, señala el fin de su adolescencia y el inicio de una nueva etapa de independencia y responsabilidad adulta. Este cierre prepara el escenario para el último volumen de la trilogía, "Juventud", donde se explorarán las experiencias universitarias del joven y su continuo crecimiento personal.
"Adolescencia" no solo captura la complejidad de los años formativos de un joven de la nobleza, sino que también refleja, a través de sus experiencias, un período convulso y crucial en la historia rusa. Con esta obra, Tolstói no solo narra una parte de su vida, sino que invita al lector a reflexionar sobre los universales desafíos del crecimiento y la maduración.