En "Albina y los hombres-perro", Alejandro Jodorowsky nos transporta a un pequeño pueblo en el norte de Chile, cuya calma se ve interrumpida por la llegada de enigmáticos forasteros. Entre ellos, dos mujeres destacan: Albina, una giganta blanca con amnesia cuya presencia y misteriosa sensualidad convierten a los hombres en bestias desbocadas, y La Jaiba, una mujer con bigote y joroba, marcadas ambas por un destino mágico y caprichoso que las conectará profundamente con otros seres igualmente extraordinarios.
Esta novela de fantasía, ilustrada por François Boucq, se desarrolla con una narrativa que bordea lo cinematográfico, permitiendo al lector sumergirse y transitar entre lo cotidiano y lo maravilloso con sorprendente fluidez. A medida que la historia avanza, los personajes experimentan transformaciones profundas, cada una revelando aspectos de su esencia y misterios ocultos que gradualmente se desvelan en el desolado paisaje desértico.
Albina, cándida y luminosa de día, se torna una figura de seducción nocturna, planteando interrogantes sobre su origen y su naturaleza verdadera. Esta dualidad es central en la trama, donde el blanco no solo simboliza la pureza, sino que también es el preludio de la muerte y el renacimiento. Jodorowsky explora temas de mutación y transformación, no solo física, sino también espiritual y emocional, en un entorno donde lo surreal se entrelaza con lo real.
Con "Albina y los hombres-perro", Jodorowsky rompe con las convenciones de su propio linaje literario para adentrarse en un universo donde la literatura alcanza una expresión completa y desinhibida. Esta obra no solo es un viaje a través del desierto chileno y sus fantasías, sino también una profunda exploración de los confines de la psique humana y las eternas preguntas sobre nuestra existencia y nuestro destino. El estilo único del autor y su capacidad para conjugar lo bizarro con lo existencial hacen de esta novela una experiencia inolvidable y profundamente simbólica.
