Bosquejo de una teoría de las emociones de Jean-Paul Sartre es una obra crítica que se sumerge en las profundidades de la psicología y la fenomenología para ofrecer una nueva perspectiva sobre las emociones humanas. Sartre argumenta que las teorías psicoanalíticas tradicionales y las escuelas psicológicas se quedan cortas al intentar comprender la complejidad del ser humano, pues tienden a reducir al individuo a una serie de hechos aislados y observables, ignorando la esencia de la existencia humana.
En su crítica, Sartre expone cómo estas teorías priorizan lo accidental sobre lo esencial, y lo contingente sobre lo necesario, llevando a una acumulación de conocimientos fragmentarios que no alcanzan a capturar la verdad del ser humano. Frente a esta limitación, Sartre propone la fenomenología como un método que, sin renunciar a los hechos, busca comprender las esencias que subyacen y dan sentido a estos. La fenomenología, según Sartre, permite una aproximación más integral y profunda a lo psíquico, remontándose más allá de lo inmediato para explorar los orígenes del hombre, el mundo y lo psíquico en sí.
Centrándose en las emociones, Sartre propone estudiarlas no como hechos aislados, sino como "fenómenos trascendentales puros". Esto implica buscar las causas y consecuencias de las emociones, comprendiendo cómo estas forman parte de una organización de la existencia humana. Sartre describe emociones como la alegría, la tristeza y la ira no como respuestas automáticas, sino como formas que el ser humano adopta, de manera irreflexiva, para enfrentarse al mundo de manera más conveniente.
Finalmente, la obra ilustra cómo las emociones son, en esencia, una transformación del mundo percibido. El individuo, enfrentado a situaciones desafiantes, no puede evitar actuar, y las emociones emergen como mecanismos que alteran mágicamente nuestra percepción de la realidad para facilitar una respuesta. Sartre concluye que es a través de comprender nuestras emociones como fenómenos integrados en nuestra existencia, que podemos llegar a entender mejor la condición humana. Este enfoque no solo es un rechazo a las simplificaciones de la psicología tradicional, sino también un llamado a adoptar una antropología fenomenológica que reconozca plenamente la complejidad del ser humano.