En "Cada atardecer", primer volumen de la bilogía "Somos secretos" de Andrea Longarela, nos sumergimos en un entrelazado mundo de emociones y recuerdos que pone a prueba la fuerza de la amistad, la complejidad de los lazos familiares y la profundidad del amor, todo ello enmarcado por los secretos que cada personaje guarda celosamente.
Martina ha dejado de pintarse los labios desde que Jon, el chico que una vez amó, la dejó. Han pasado cinco años y Jon no ha dejado de pensar en ella ni en las decisiones que tomó. Mientras tanto, la vida de Sergio, el hermanastro de Martina, es un caos absoluto que lo lleva a buscar refugio en la casa de Martina. Sergio anhela reencontrarse con Victoria, su amor perdido, cuya memoria no puede sacudirse.
Vic parece tenerlo todo: éxito en el trabajo, una relación estable, dinero y una belleza envidiable. Pero detrás de esa fachada de perfección, esconde un error del pasado que se niega a reconsiderar. Por otro lado, Gabi, conocida por ser un tanto desastrosa, se encuentra con Guzmán, el nuevo vecino, que pronto descubre que compartirán más que un simple espacio en su complejo de apartamentos.
La trama se complica cuando el pasado regresa para enfrentar a cada personaje con sus miedos y secretos. La historia explora cómo el anclaje en el pasado puede impedir el avance hacia el futuro y cómo nuestras decisiones previas y secretos no solo definen quiénes somos, sino también a quiénes podemos convertirnos.
Longarela teje hábilmente una narrativa donde los secretos tienen el poder de transformar vidas, para bien o para mal. "Cada atardecer" es una exploración de cómo las verdades ocultas pueden tener consecuencias más profundas que las verdades enfrentadas, y cómo el enfrentamiento con uno mismo y con los demás puede abrir la puerta a nuevos comienzos.
