Publicada en 1994 por Gabriel García Márquez, "Del amor y otros demonios" es una novela que se sumerge en la Cartagena de Indias del siglo XVIII, época en que la esclavitud y las creencias coloniales dominaban la vida cotidiana. La historia se centra en Sierva María de Todos los Ángeles, una niña de doce años, hija del Marqués de Casalduero. Criada más por los esclavos de la casa que por sus propios padres, Sierva María es una fusión de culturas, hablando las lenguas y siguiendo las tradiciones de los esclavos africanos.
La trama se desencadena cuando Sierva María es mordida por un perro supuestamente rabioso. Aunque inicialmente su madre ignora el incidente, la situación se complica cuando una esclava alerta al Marqués sobre una epidemia de rabia. La preocupación crece y, tras ver el deterioro en la salud de su hija, el Marqués se ve enfrentado a la posibilidad de perderla. La situación empeora y, bajo la creencia de que está poseída por un demonio, el obispo decide enviarla al convento de Santa Clara para ser exorcizada.
En el convento, Sierva María no es bien recibida; la abadesa y las monjas la tratan con desdén y temor. Es allí donde entra en escena el padre Cayetano Delaura, asignado por el obispo para llevar a cabo el exorcismo. Sin embargo, lo que comienza como una misión religiosa se transforma en una profunda conexión y eventualmente en un amor prohibido entre el sacerdote y la joven marquesa. Esta relación se convierte en el corazón de la novela, explorando los límites del amor, la fe y la opresión.
La relación clandestina entre Sierva María y Cayetano Delaura es descubierta, llevando a Delaura a ser reasignado y dejando a Sierva María enfrentando sola su destino. La joven finalmente muere en el convento, marcada por la tristeza de no saber por qué su amado nunca regresó. La novela cierra con una crítica a las supersticiones y los prejuicios de la época, mostrando cómo estos pueden destruir vidas inocentes.
"Del amor y otros demonios" es una obra que, más allá de contar una historia de amor trágico, cuestiona la naturaleza de la fe y la moralidad de la sociedad, dejando un legado de reflexión sobre la intolerancia y la injusticia. Gabriel García Márquez, con su estilo único, mezcla lo real con lo místico para pintar un retrato vívido de una era y sus sombras culturales.