En "Del horrible peligro de la lectura", Voltaire presenta un satírico edicto de Yúsuf Cheribi, muftí del imperio otomano, que proclama la prohibición de la lectura y la imprenta en sus dominios. El texto refleja con ironía y mordacidad las preocupaciones de las autoridades sobre los efectos potencialmente revolucionarios del conocimiento y la educación. A través de una serie de argumentos absurdos y exagerados, el muftí enumera las razones por las cuales la lectura es considerada una amenaza para el orden social y religioso establecido.
El primer argumento es que la diseminación del conocimiento podría disipar la ignorancia, vista aquí como una herramienta esencial para la preservación del estado. Seguidamente, el muftí expresa su preocupación por el posible interés que podrían generar los libros sobre temas prácticos como la agricultura y las artes mecánicas, los cuales podrían mejorar la economía y fomentar un espíritu de independencia y bienestar público entre los súbditos.
Otro temor expresado es que la disponibilidad de historias basadas en hechos reales, en lugar de en lo maravilloso, podría llevar a la gente a cuestionar las acciones de sus líderes y promover valores como la justicia y el patriotismo. Además, advierte sobre el peligro de que la filosofía ilustrada enseñe al pueblo sobre virtudes que deberían permanecer desconocidas para ellos, argumentando que esto podría debilitar el control sobre las masas.
Desde un punto de vista religioso, el muftí teme que al aumentar el respeto por un Dios omnipresente se reduzca el número de peregrinos a La Meca, afectando así la salvación de las almas. También se muestra preocupado por el avance del conocimiento médico occidental, que podría prevenir desastres naturales como la peste, interpretados por él como manifestaciones de la voluntad divina.
Finalmente, el edicto prohíbe terminantemente enseñar a leer y hasta pensar, exigiendo que las conversaciones se limiten a términos sin sentido, bajo pena de condena eterna. El muftí también encarga al médico de la corte, irónicamente descrito como responsable de varias muertes en la familia real, la tarea de impedir la infiltración de cualquier idea nueva en la ciudad, subrayando el absurdo al extremo para criticar el miedo al cambio y al progreso intelectual.
Este ensayo de Voltaire es una crítica aguda y humorística de la censura y el control intelectual, mostrando cómo los poderes establecidos pueden temer la diseminación del conocimiento como una amenaza a su dominio y estabilidad.