En "Diario de un cazador", Miguel Delibes nos sumerge en la vida de Lorenzo, un bedel de escuela cuya vida transcurre entre las responsabilidades diarias y su pasión por la caza. A través de sus ojos, el lector descubre la vida de un hombre sencillo, arraigado en las tradiciones de un pueblo castellano de la posguerra, con una visión del mundo teñida por la lucidez y la crítica social.
Lorenzo, aparte de cumplir con su trabajo en el instituto, cuida de su madre y mantiene una relación compleja con su novia. Sin embargo, es en la caza donde realmente se encuentra a sí mismo. Esta actividad, más que un hobby, es una vía de escape y una fuente de satisfacción personal. Cada domingo, durante la temporada de caza, Lorenzo se adentra en la naturaleza, donde cada detalle, desde la selección de los cartuchos hasta el regreso triunfal o no con las piezas, constituye un ritual cargado de significado y emoción.
La narrativa de Delibes, rica y detallada, no solo nos cuenta la historia de Lorenzo, sino que también refleja críticamente la sociedad de su tiempo. A través de las experiencias y los diálogos del protagonista, se vislumbran las dinámicas sociales, el machismo imperante y las desigualdades de la época. La caza, más allá de ser solo un deporte, se revela como un elemento cultural profundamente enraizado en la comunidad, respetado y regido por leyes no escritas de honor y respeto hacia la naturaleza.
"Diario de un cazador", premiado con el Premio Nacional de Literatura en 1955, es un testimonio de la habilidad de Delibes para crear personajes vívidos y auténticos. Lorenzo emerge de las páginas no solo como un cazador, sino como un hombre enfrentando las alegrías y adversidades de la vida con una dignidad inquebrantable. A través de su diario, el lector se enfrenta a las reflexiones de un hombre que, aunque satisfecho con las pequeñas victorias, aún aspira a más en una sociedad que a menudo parece no ofrecerlo.
Este libro no solo atraerá a aquellos interesados en la caza o en la vida rural, sino también a los lectores que buscan una obra con personajes bien desarrollados y una narrativa que captura la esencia de un tiempo y lugar específicos. Delibes demuestra que la profundidad de una historia puede residir en la sencillez de la vida cotidiana, contada con empatía, humor y una crítica social aguda.